26/05/2020, 00:22
Ranko concordó con Kazuma y acomodó a Higanbana, su wakizashi, a su lado. Luego miró por largo tiempo al firmamento.
—S-sí. No me molestaría pasar otra noche bajo este cielo. A-a pesar de la arena —”Oh, sí. El pueblo de Hanamura ¿Lo extrañará?” La chica recordó una historia antigua sobre esperanzas y perseverancia hasta el infinito, y susurró algo que había leído en ella —. Todas las luces del cielo son estrellas.
Se quedó pensativa por un buen rato. ¿Qué sabía de las Minas de Akuma? Al parecer eran peligrosas. Sentía que aquel momento de fría belleza nocturna era como el respiro antes de zambullirse. ¿Les esperaba algo tan malo si una de las paradas que hacían era así de relajante? ¿Sería un destino tan terrible como el calor del mediodía en aquellas tierras? ¿O sería algo sencillo de resolver, y el punto del viaje eran los amigos hechos en el camino.
No le quedó más que tomar el manto estrellado como un buen agüero, y suspiró a la noche.
—De-Descansa, Kazuma-san. Espero que tu ha-hamaca esté cómoda.
Y cerraría los ojos.
Si nada interrumpía el descanso de los genin, Ranko se despertaría ante la primera luz, difuminando la oscuridad de un levísimo amarillo y naranja, para calentar como hacía todos los días. Esperaría un instante antes de despertar al peliblanco, si es que estaba despierto aún, lo saludaría y tal vez desayunarían algo. La chica se llenaría de ánimos para caminar una vez más bajo el sol, acompañado del poeta y el río.
—S-sí. No me molestaría pasar otra noche bajo este cielo. A-a pesar de la arena —”Oh, sí. El pueblo de Hanamura ¿Lo extrañará?” La chica recordó una historia antigua sobre esperanzas y perseverancia hasta el infinito, y susurró algo que había leído en ella —. Todas las luces del cielo son estrellas.
Se quedó pensativa por un buen rato. ¿Qué sabía de las Minas de Akuma? Al parecer eran peligrosas. Sentía que aquel momento de fría belleza nocturna era como el respiro antes de zambullirse. ¿Les esperaba algo tan malo si una de las paradas que hacían era así de relajante? ¿Sería un destino tan terrible como el calor del mediodía en aquellas tierras? ¿O sería algo sencillo de resolver, y el punto del viaje eran los amigos hechos en el camino.
No le quedó más que tomar el manto estrellado como un buen agüero, y suspiró a la noche.
—De-Descansa, Kazuma-san. Espero que tu ha-hamaca esté cómoda.
Y cerraría los ojos.
Si nada interrumpía el descanso de los genin, Ranko se despertaría ante la primera luz, difuminando la oscuridad de un levísimo amarillo y naranja, para calentar como hacía todos los días. Esperaría un instante antes de despertar al peliblanco, si es que estaba despierto aún, lo saludaría y tal vez desayunarían algo. La chica se llenaría de ánimos para caminar una vez más bajo el sol, acompañado del poeta y el río.
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