27/05/2020, 17:24
El Uchiha casi respiró aliviado cuando escuchó a sus compañeros llegar hasta donde ellos estaban. Un segundo suspiro le rondó los labios cuando Nagare, diligente como una buena sirviente, se llevó la mano al comunicador y mandó a todos los posibles ninjas y guardias de Umigarasu que estuvieran buscándoles a que se dirigiesen lejos de allí. El plan de Akame era, claro está, que aquella mujer les despejase el camino y les acompañase hasta la ciudad por si acaso se encontraban con algún subordinado rezagado por el camino. Claro que, el joven no sabía si Nagare tendría el rango o la autoridad necesaria para hacer todo eso; de momento parecía que sí, y eso era cuanto Akame podía esperar, dadas las circunstancias.
—No tenemos un minuto que perder —Akame se había volteado para ver a sus otros compañeros. Incluso aunque todo parecía haber salido conforme a su improvisado plan, era consciente de que todavía podían salirles al paso multitud de imprevistos—. Nagare, por favor. Guíanos.
Akame se ajustó el kasa sobre la cabeza. Su cuerpo, fatigado por la carrera y el repentino gasto de chakra, agradeció aquel impás; mas no se permitió un momento de relajo. Caminaría tras la Protectora del Muelle, atento a cualquier imprevisto, hasta llegar a su destino.
—No tenemos un minuto que perder —Akame se había volteado para ver a sus otros compañeros. Incluso aunque todo parecía haber salido conforme a su improvisado plan, era consciente de que todavía podían salirles al paso multitud de imprevistos—. Nagare, por favor. Guíanos.
Akame se ajustó el kasa sobre la cabeza. Su cuerpo, fatigado por la carrera y el repentino gasto de chakra, agradeció aquel impás; mas no se permitió un momento de relajo. Caminaría tras la Protectora del Muelle, atento a cualquier imprevisto, hasta llegar a su destino.