27/05/2020, 17:31
Los dos operarios advirtieron la llegada de ambos shinobi desde lejos, pues parecían bastante atentos. A medida que se acercaban a la nave, Kisame y Ren pudieron verles hablar entre ellos en voz baja pero claramente agitados. Parecían no ponerse de acuerdo sobre algo, hasta que los dos muchachos estuvieron lo suficientemente cerca como para que sus bandanas de la Lluvia fueran distinguibles en sus respectivas indumentarias. Uno de los currantes le dio una última pitada al cigarrillo que tenía entre los labios, lo arrojó al suelo y desapareció tras la puerta de la nave, que su compañero cerró con un sonoro "clonk".
El tipo restante se cruzó de brazos; parecía habituado a tratar con autoridades, o al menos eso daba a entender su semblante duro y el poco efecto que las palabras de Kisame parecieron causar en él.
—¿Pero qué dice, shinobi-san? Aquí no ha venido ningún ninja, esto es un almacén. Por aquí sólo hay transportistas y gente de Ferrocarriles. Quien quiera que están buscando, ya les aseguro que no lo van a encontrar en este lugar —respondió, asertivo.
El tipo restante se cruzó de brazos; parecía habituado a tratar con autoridades, o al menos eso daba a entender su semblante duro y el poco efecto que las palabras de Kisame parecieron causar en él.
—¿Pero qué dice, shinobi-san? Aquí no ha venido ningún ninja, esto es un almacén. Por aquí sólo hay transportistas y gente de Ferrocarriles. Quien quiera que están buscando, ya les aseguro que no lo van a encontrar en este lugar —respondió, asertivo.