28/05/2020, 20:11
A Ranko se le hacía interesante y emocionante que Daigo fuese parte del dojo y usuario de su estilo. Pensó brevemente si ella también debía de adoptarlo, pero se dijo que era mejor dominar el Hakuto no Mai antes de experimentar con otras técnicas.
Sin embargo, fue Kuumi quien se animó a conversar más por el momento.
—¡Oooh, por supuesto! —Con ojos brillantes, la pelirroja buscó entre sus cosas y sacó una libretita y un lápiz, y comenzó a tomar notas —. Claro, Ran-chan podrá decirles lo cómodo que estaba su atuendo. ¡Aunque definitivamente puedo trabajar con otros estilos! —En cuanto Etsu mencionó al perro de tres cabezas, la chica comenzó a bocetar figuras sobre el papel —. ¡Ooooh, quedará genial! ¡No te arrepentirás, Etsu-san, ni tu abuelo!
La chica pasaría un largo rato escribiendo y bocetando mientras el resto charlaba, aunque no dejaría que nadie viese sus notas aún.
Ranko, por su parte, intentaba que su rol de “modelo” no volviera a surgir.
—¿C-como una cabra? Oh, conozco a un par de chicas de Uzushiogakure y… —Hizo un recuento mental. Aquella flautista pelirroja, Eri, quien le había invitado a participar en algún concurso musical. La rubia Hana, quien se notaba temerosa, pero amable. Y Mei, a quien no veía desde hacía un año, y quien, a pesar de haber sido su primer interés amoroso, ya comenzaba a quedar en el pasado. ”¿No?” —. Y las e-estimo mucho. A-aunque concuerdo con lo de las ilusiones. No importa qué ta-tan fuerte pegue uno, si no hay nada que reciba ese golpe —Soltó una risita. Luego se dirigió a Daigo —. Oh, no. He… he escuchado al respecto, p-pero no lo he aprendido. ¡Daigo-san tiene razón! Podría comenzar a practicarlo…
La comida y bebida de la chica se había acabado, y estaba tentada a pedir otra orden, o al menos un postre. Pero esperaría un momento antes de llamar a la mesera de nuevo.
Sin embargo, fue Kuumi quien se animó a conversar más por el momento.
—¡Oooh, por supuesto! —Con ojos brillantes, la pelirroja buscó entre sus cosas y sacó una libretita y un lápiz, y comenzó a tomar notas —. Claro, Ran-chan podrá decirles lo cómodo que estaba su atuendo. ¡Aunque definitivamente puedo trabajar con otros estilos! —En cuanto Etsu mencionó al perro de tres cabezas, la chica comenzó a bocetar figuras sobre el papel —. ¡Ooooh, quedará genial! ¡No te arrepentirás, Etsu-san, ni tu abuelo!
La chica pasaría un largo rato escribiendo y bocetando mientras el resto charlaba, aunque no dejaría que nadie viese sus notas aún.
Ranko, por su parte, intentaba que su rol de “modelo” no volviera a surgir.
—¿C-como una cabra? Oh, conozco a un par de chicas de Uzushiogakure y… —Hizo un recuento mental. Aquella flautista pelirroja, Eri, quien le había invitado a participar en algún concurso musical. La rubia Hana, quien se notaba temerosa, pero amable. Y Mei, a quien no veía desde hacía un año, y quien, a pesar de haber sido su primer interés amoroso, ya comenzaba a quedar en el pasado. ”¿No?” —. Y las e-estimo mucho. A-aunque concuerdo con lo de las ilusiones. No importa qué ta-tan fuerte pegue uno, si no hay nada que reciba ese golpe —Soltó una risita. Luego se dirigió a Daigo —. Oh, no. He… he escuchado al respecto, p-pero no lo he aprendido. ¡Daigo-san tiene razón! Podría comenzar a practicarlo…
La comida y bebida de la chica se había acabado, y estaba tentada a pedir otra orden, o al menos un postre. Pero esperaría un momento antes de llamar a la mesera de nuevo.
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