31/05/2020, 12:57
—Daaaigo —la corrigió el peliverde, y Ayame se pegó una palmada en la frente.
«¡Daigo! ¡Maldita memoria de pez!» Se maldijo.
—Peleamos en la próxima ronda —añadió Daigo, tras la advertencia de Ayame—, y quisiera pelear sin pensar en las órdenes de Kintsugi-sama en medio del combate —sonrió. Y de verdad parecía una sonrisa alegre y emocionada—. Cuando salgamos al estadio solo pensaré en dar lo mejor de mí para ganar. Sé que es un poco egoísta, pero espero que hagas lo mismo —agregó, estirando su puño hacia ella—, o al menos que podamos pelear sin preocuparnos por nada más.
La alegría del peliverde se le contagió a Ayame, que sonrió sin poder evitarlo. Daigo, el mismo Daigo que en la primera ronda se había enfrentado a Uchiha Datsue y en la segunda ronda no había podido participar por la expulsión de Yota... Ahora era ella la que debía enfrentarse a él, un oponente del que no tenía ningún tipo de información.
—¡Lo haré! —respondió—. No tienes que preocuparte por ello, yo no tengo nada en contra de Kusagakure. Lucharé contigo como lucharía contra cualquier otro shinobi —Entonces ladeó la cabeza y clavó en él sus iris castaños con cierta curiosidad—. ¿Has subido hasta aquí arriba sólo para decirme eso?
«¡Daigo! ¡Maldita memoria de pez!» Se maldijo.
—Peleamos en la próxima ronda —añadió Daigo, tras la advertencia de Ayame—, y quisiera pelear sin pensar en las órdenes de Kintsugi-sama en medio del combate —sonrió. Y de verdad parecía una sonrisa alegre y emocionada—. Cuando salgamos al estadio solo pensaré en dar lo mejor de mí para ganar. Sé que es un poco egoísta, pero espero que hagas lo mismo —agregó, estirando su puño hacia ella—, o al menos que podamos pelear sin preocuparnos por nada más.
La alegría del peliverde se le contagió a Ayame, que sonrió sin poder evitarlo. Daigo, el mismo Daigo que en la primera ronda se había enfrentado a Uchiha Datsue y en la segunda ronda no había podido participar por la expulsión de Yota... Ahora era ella la que debía enfrentarse a él, un oponente del que no tenía ningún tipo de información.
—¡Lo haré! —respondió—. No tienes que preocuparte por ello, yo no tengo nada en contra de Kusagakure. Lucharé contigo como lucharía contra cualquier otro shinobi —Entonces ladeó la cabeza y clavó en él sus iris castaños con cierta curiosidad—. ¿Has subido hasta aquí arriba sólo para decirme eso?