31/05/2020, 23:56
(Última modificación: 31/05/2020, 23:57 por Amedama Daruu.)
Daruu sonrió y asintió, motivado por el discurso de autoconvencimiento de Reiji.
—Te diré algo —dijo, y se acercó apoyando los codos en la mesa—. Yo me apunté a esto sólo porque mi madre lo fue, porque crecí en una villa llena de shinobi, porque es rentable y porque me parece honrado ganarse la vida defendiendo a los tuyos. Pero no tenía mayores aspiraciones, y a veces incluso pensé que esto me llenaba menos que... yo qué se, montarme una pizzería —rio—. Pero a lo largo de mi tiempo como ninja he descubierto lo que de verdad me mueve, Reiji. Un shinobi puede cambiar el curso de la historia.
»Un shinobi puede provocar una guerra, o cortarla de raíz. Aspiro a amasar el poder necesario para ser ese shinobi. Y cada uno de nosotros tiene su camino.
»Si el tuyo es el del acero, que así sea, y que piensen lo que quieran. No necesitas la aprobación de nadie. Sólo tu filo cortando el hilo equivocado de la historia y bloqueando la espada que cercenaría el correcto.
—Te diré algo —dijo, y se acercó apoyando los codos en la mesa—. Yo me apunté a esto sólo porque mi madre lo fue, porque crecí en una villa llena de shinobi, porque es rentable y porque me parece honrado ganarse la vida defendiendo a los tuyos. Pero no tenía mayores aspiraciones, y a veces incluso pensé que esto me llenaba menos que... yo qué se, montarme una pizzería —rio—. Pero a lo largo de mi tiempo como ninja he descubierto lo que de verdad me mueve, Reiji. Un shinobi puede cambiar el curso de la historia.
»Un shinobi puede provocar una guerra, o cortarla de raíz. Aspiro a amasar el poder necesario para ser ese shinobi. Y cada uno de nosotros tiene su camino.
»Si el tuyo es el del acero, que así sea, y que piensen lo que quieran. No necesitas la aprobación de nadie. Sólo tu filo cortando el hilo equivocado de la historia y bloqueando la espada que cercenaría el correcto.