1/06/2020, 17:57
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRROOOOMMMM!
La técnica de Kisame reventó por completo todo el suelo ante él, abriendo una enorme grieta que amenazó con engullir no sólo al tipo que les impedía entrar en la nave, sino parte de la propia estructura del edificio. Los cimientos de la misma se resintieron y no hacía falta ser aparejador para saber que destrozar el suelo sobre el que se apoyaba el muro de carga lateral de la nave había hecho peligrar la integridad de la misma. Pese a que —al menos, de momento— los muchachos no vieron cómo aquella altísima pared se les venía encima, sí que pudieron fijarse en que algunas grietas habían aparecido en su superficie. Sin duda un mal presagio.
Lo mismo debió de pensar aquel operario, que de haber podido seguramente habría echado a correr en ese mismo momento. No pudo, claro, porque el jutsu Doton de Kisame le dio de lleno: cuando la tierra se abrió bajo sus pies, amenazando con tragárselo, el hombre emitió un chillido agudo y horrorizado antes de perder el equilibrio. Cayó sin remedio dentro de la grieta, golpeándose duramente en la base del cráneo con una de las rocas afiladas que emergían de aquellas fauces terrestres. Quedó completamente inmóvil.
La reacción a aquello dentro de la nave no se hizo esperar. Pese a que Kisame y Ren todavía no habían entrado, sí que pudieron oír un gran alboroto en su interior. Alguien parecía vociferar algunas órdenes ininteligibles, y poco después los genin pudieron escuchar el chirrido de algo muy pesado y metálico siendo arrastrado por el suelo.