1/06/2020, 19:43
—Co-con todo gusto se la entregaré, Reiji-san.
Simplemente asentí agradecido. Por lo menos ella se lo había tomado bien. Lo cual, quería decir, que no había sido del todo una locura. Pero después de aquello tocaba lo que el público quería ver.
Tras eso, la muchacha volvió a la posición inicial del combate, alejada de mi unos quince metros. A pesar de no ser bueno con los sellos, siempre había tenido un algo especial para calcular las distancias.
—¡K-Kusagakure no Hakuto se honra de luchar contra Sasaki Reiji-san!
¿Kusagakure no qué? Bah. Daba igual. Si acaso ya le preguntaría después del combate, o quizás lo averiguaba antes. Pero ahora no importaba, ni era el momento de darle vueltas a la cabeza. Hice el sello de la confrontación y desenvainé a Tsubame. El combate ya había iniciado.
Entonces la muchacha cargó contra mí lentamente. Mientras hacia unos sellos. Yo aguardé, para ver de que se trataba.
—Doton: Iwa Bunshin no Jutsu.
Ah. Clones de tierra. Como el de Hana. Si, buscar la ventaja numérica no era una mala estrategia contra alguien como yo. ¿Pero me iba a detener algo así nada mas empezar? No. Seguramente los samuráis también nos superarían en número.
Los clones, aunque un poco mas alejado del otro, empezaron a correr en mi dirección mientras sacaban sus espadas a bailar. Perfecto, si querían un baile de acero, concedido.
No iba a quedarme quieto esperando a que llegaran hasta mi para defenderme. No. Corrí hacia ellos mientras cargaba el chakra en la hoja de mi espada, preparado para combatir.
Fue, justo antes de que el primero intentase dar su golpe cuando haria un pequeño giro de muñeca, reflejando la luz del sol en el filo de mi hoja, y cegando a las copias, pues la original se había quedado lejos. Pero yo, en ese momento, me conformaba con acabar con los clones.
Aprovecharia la ceguera de ambas para situarme entre las dos y tener a las copias al alcance de mi filo mientras volvía a dejar que fluyera el chakra por el filo. Entonces, liberaría un gran corte en forma de luna a la altura del abdomen.
Con suerte, con aquel movimiento me libraría de los dos clones al mismo tiempo.
Simplemente asentí agradecido. Por lo menos ella se lo había tomado bien. Lo cual, quería decir, que no había sido del todo una locura. Pero después de aquello tocaba lo que el público quería ver.
Tras eso, la muchacha volvió a la posición inicial del combate, alejada de mi unos quince metros. A pesar de no ser bueno con los sellos, siempre había tenido un algo especial para calcular las distancias.
—¡K-Kusagakure no Hakuto se honra de luchar contra Sasaki Reiji-san!
¿Kusagakure no qué? Bah. Daba igual. Si acaso ya le preguntaría después del combate, o quizás lo averiguaba antes. Pero ahora no importaba, ni era el momento de darle vueltas a la cabeza. Hice el sello de la confrontación y desenvainé a Tsubame. El combate ya había iniciado.
Entonces la muchacha cargó contra mí lentamente. Mientras hacia unos sellos. Yo aguardé, para ver de que se trataba.
—Doton: Iwa Bunshin no Jutsu.
Ah. Clones de tierra. Como el de Hana. Si, buscar la ventaja numérica no era una mala estrategia contra alguien como yo. ¿Pero me iba a detener algo así nada mas empezar? No. Seguramente los samuráis también nos superarían en número.
Los clones, aunque un poco mas alejado del otro, empezaron a correr en mi dirección mientras sacaban sus espadas a bailar. Perfecto, si querían un baile de acero, concedido.
No iba a quedarme quieto esperando a que llegaran hasta mi para defenderme. No. Corrí hacia ellos mientras cargaba el chakra en la hoja de mi espada, preparado para combatir.
Fue, justo antes de que el primero intentase dar su golpe cuando haria un pequeño giro de muñeca, reflejando la luz del sol en el filo de mi hoja, y cegando a las copias, pues la original se había quedado lejos. Pero yo, en ese momento, me conformaba con acabar con los clones.
Aprovecharia la ceguera de ambas para situarme entre las dos y tener a las copias al alcance de mi filo mientras volvía a dejar que fluyera el chakra por el filo. Entonces, liberaría un gran corte en forma de luna a la altura del abdomen.
Con suerte, con aquel movimiento me libraría de los dos clones al mismo tiempo.