2/06/2020, 23:46
Cuando Hana le dio la espalda para marcharse, se quedó mirándola de arriba abajo, manteniendo la mirada en su larga y rubia cabellera, hasta que desapareció de su vista; con la mirada ahora suspendida en el aire, tardo un poco en reaccionar y volver a su obligación. ¿Que debía hacer? Pasar una y otra vez por el aro para que aquella niña prepotente le mostrara un mínimo de aprecio no iba con su estilo, pero por otro lado... Hacer lo que le viniera en gana no sería productivo; no era su casa, y debía convivir con el resto de sus inquilinos aunque no compartiera sangre con ellos.
Volvió al cuarto, recogiendo la lata que había dejado anteriormente para mirarla con detenimiento; tras un rato la tiraría en su sitio y al volver a la habitación, la volvería a mirar de un lado a otro. Por mucho que lo intentara le parecía horrible y ortera; tanto rosa, peluches, hasta la cama tenía cortinas, desde luego no se equivocó al llamarla princesa ¿Pero y ahora con que mataba esas horas? Todavía no le habían traído nada de sus pertenencias, más allá de algo de ropa.
Buscó el primer tomo de la serie que había cogido antes y se sentó en un lateral de la cama, empezando a leerla. Lo hizo principalmente por el dibujo, pero la protagonista le parecía realmente mona, por lo que la incentivaba a echarle una ojeada a aquella historia. Con el paso de las horas, acabaría tumbada escuchando las dos únicas canciones que tenía en el casete en bucle, mientras seguía devorando capitulo tras capítulo, hoja tras hoja.
Volvió al cuarto, recogiendo la lata que había dejado anteriormente para mirarla con detenimiento; tras un rato la tiraría en su sitio y al volver a la habitación, la volvería a mirar de un lado a otro. Por mucho que lo intentara le parecía horrible y ortera; tanto rosa, peluches, hasta la cama tenía cortinas, desde luego no se equivocó al llamarla princesa ¿Pero y ahora con que mataba esas horas? Todavía no le habían traído nada de sus pertenencias, más allá de algo de ropa.
Buscó el primer tomo de la serie que había cogido antes y se sentó en un lateral de la cama, empezando a leerla. Lo hizo principalmente por el dibujo, pero la protagonista le parecía realmente mona, por lo que la incentivaba a echarle una ojeada a aquella historia. Con el paso de las horas, acabaría tumbada escuchando las dos únicas canciones que tenía en el casete en bucle, mientras seguía devorando capitulo tras capítulo, hoja tras hoja.