5/06/2020, 03:41
Ranko, Etsu y Akane estaban realmente centrados en lo verdaderamente importante, lo esencial. En lo que el resto de los comensales parecían ir a otro ritmo, y por ende acabaron antes. Los postres parecieron agradar a la chica, y a Akane obviamente, pero Daigo no parecía querer postre, quizás ya estaba lleno. Hoy estaba comiendo realmente poco, Etsu juraría que el peliverde solía tener un poco más de apetito.
Pero sí que tenía el hombre apetito de otra cosa, de darse de palos. En ésta ocasión, con Ranko, pues seún afirmaba aún tenían pendiente un duelo, y así podía aprovechar para entrenar sobre la técnica que decía el peliverde. Kuumi por su parte no pudo obviar la ocasión para confirmar su asistencia, si había un duelo ella quería estar allí. La chica de la trenza no dudó un instante, pero dejó claro que era mejor dejarlo para más adelante, para cuando estuviesen de nuevo en la aldea. Etsu entendió rápidamente el porqué, ya no era solo cuestión de un posible sobre-esfuerzo.
—Sí, haces bien Ranko... usar técnicas con las que no estás verdaderamente familiarizada en un combate no es buena idea, lo más eficaz e que vayas con lo que más cómoda te sientas. La práctica hace una costumbre, y cuando sales de la costumbre, hace falta tiempo para adaptarse. Ya aprenderás la técnica más adelante, y veremos todos ese combate. A nosotros también nos gustaría verlo.
Estando al fin el postre en la mesa, los Inuzuka tampoco faltaron al apetito con el postre. Obviamente, en todo estómago hay un lugar reservado exclusivamente para ello. Así estaba escrito en el testamento Inuzuka al menos.
Pero sí que tenía el hombre apetito de otra cosa, de darse de palos. En ésta ocasión, con Ranko, pues seún afirmaba aún tenían pendiente un duelo, y así podía aprovechar para entrenar sobre la técnica que decía el peliverde. Kuumi por su parte no pudo obviar la ocasión para confirmar su asistencia, si había un duelo ella quería estar allí. La chica de la trenza no dudó un instante, pero dejó claro que era mejor dejarlo para más adelante, para cuando estuviesen de nuevo en la aldea. Etsu entendió rápidamente el porqué, ya no era solo cuestión de un posible sobre-esfuerzo.
—Sí, haces bien Ranko... usar técnicas con las que no estás verdaderamente familiarizada en un combate no es buena idea, lo más eficaz e que vayas con lo que más cómoda te sientas. La práctica hace una costumbre, y cuando sales de la costumbre, hace falta tiempo para adaptarse. Ya aprenderás la técnica más adelante, y veremos todos ese combate. A nosotros también nos gustaría verlo.
Estando al fin el postre en la mesa, los Inuzuka tampoco faltaron al apetito con el postre. Obviamente, en todo estómago hay un lugar reservado exclusivamente para ello. Así estaba escrito en el testamento Inuzuka al menos.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~