5/06/2020, 13:39
—S-suena a que sería interesante conocer a Daruu-san —dijo Ranko.
Y Ayame se vio incapaz de responder nada al respecto y apretó los labios en consecuencia. Porque, tal y como estaban las cosas entre Amegakure y Kusagakure, era muy difícil hablar de conocer a cualquier persona como harían en cualquier circunstancia. Eso por no hablar de que no sabía cuál sería la reacción de Daruu si se encontrara con algún Kusajin. A veces podía llegar a ser realmente impredecible...
—La… La verdad no sé. Realmente —continuó la de Kusagakure—. Creo que primero soy una guerrera antes que chica —Soltó una breve risa, y Ayame la acompañó. Parecía que ambas tenían algo en común con respecto a la ropa—. Mi… Mis atuendos van más a movilidad y comodidad y… y si quiero reinventar mi… ahm… armario es para… no sé. ¿Reinventarme a mí?
—Umh... Ya veo... —meditó Ayame, con la mano en el mentón.
—L-l-lo siento. E-e-es estú… Es e-estúpido. T-tal vez pa-pantalones cortos. S-s-sí, tal vez.
—¿Eh? ¿P... Pero por qué te disculpas? —preguntó Ayame, sacudiendo la cabeza sin terminar de comprender la reacción de Ranko. Pero cuando se volvió para mirarla, la vio con el rostro enterrado entre la ropa y las orejas de un fulminante color rojo. Parecía verdaderamente avergonzada por algo que escapaba a su comprensión. La kunoichi suspiró, y volvió a llevarse la mano al mentón, pensativa, mientras observaba las prendas que tenía a su alrededor—. ¡Vale! ¡Vamos a encontrarte ese atuendo! Veamos... movilidad y comodidad... más para combatir que para lucir... Unos pantalones cortos serían una buena idea, sobre todo bajo este calor abrasador —añadió, abanicándose con la mano—. ¿Qué colores te gustan?
Y Ayame se vio incapaz de responder nada al respecto y apretó los labios en consecuencia. Porque, tal y como estaban las cosas entre Amegakure y Kusagakure, era muy difícil hablar de conocer a cualquier persona como harían en cualquier circunstancia. Eso por no hablar de que no sabía cuál sería la reacción de Daruu si se encontrara con algún Kusajin. A veces podía llegar a ser realmente impredecible...
—La… La verdad no sé. Realmente —continuó la de Kusagakure—. Creo que primero soy una guerrera antes que chica —Soltó una breve risa, y Ayame la acompañó. Parecía que ambas tenían algo en común con respecto a la ropa—. Mi… Mis atuendos van más a movilidad y comodidad y… y si quiero reinventar mi… ahm… armario es para… no sé. ¿Reinventarme a mí?
—Umh... Ya veo... —meditó Ayame, con la mano en el mentón.
—L-l-lo siento. E-e-es estú… Es e-estúpido. T-tal vez pa-pantalones cortos. S-s-sí, tal vez.
—¿Eh? ¿P... Pero por qué te disculpas? —preguntó Ayame, sacudiendo la cabeza sin terminar de comprender la reacción de Ranko. Pero cuando se volvió para mirarla, la vio con el rostro enterrado entre la ropa y las orejas de un fulminante color rojo. Parecía verdaderamente avergonzada por algo que escapaba a su comprensión. La kunoichi suspiró, y volvió a llevarse la mano al mentón, pensativa, mientras observaba las prendas que tenía a su alrededor—. ¡Vale! ¡Vamos a encontrarte ese atuendo! Veamos... movilidad y comodidad... más para combatir que para lucir... Unos pantalones cortos serían una buena idea, sobre todo bajo este calor abrasador —añadió, abanicándose con la mano—. ¿Qué colores te gustan?