8/06/2020, 19:10
—Buenos días señorita. Discúlpeme.
—Que baboso, ¿acaso vas a decir que soy tan radiante que confundes el día con la noche cerrada? —dijo mientras se giraba, risueña—. ¡Mira que se habían tardado!
Dijo aquello con suficiencia, la suficiente como para que Juro comprendiese que le estaban esperando. Solo requeriría de unos instantes para darse cuenta de que la chica, allí frente a él, era solo una carnada. Pero unos instantes es todo lo que se necesita para caer en una trampa, para darse cuenta de que le había estado dando la espalda al peligro. Para cuando quisiera reaccionar, Juro sentiría descansando sobre su hombro una mano fría y húmeda como la muerte en los pantanos.
—¿Y a usted cómo le va, mi estimado? —preguntó la voz del hombre que se aferraba a su hombro.
Un intento de resistirse sería inútil, pues el ninja de Kusa podría sentir como su cuerpo yacía paralizado. Sin duda reconocería la técnica, un sello de la maldición propia de una experticia fuera de lo común. La muchacha ahora, con su cara burlona y victoriosa, vigilaba los alrededores; prevenida de que alguien más intentase su misma táctica o tratara de acercárseles.
—No se preocupe, mi buen señor, conque se quede quieto y no haga un alboroto me sentiré más que satisfecho —comento el que le tenía sujeto.
Por su parte, Datsue tendría que atender a Sanemi, quien estaba pasando por supuesto. El rubio le saludo y cogió el arma entre sus manos. La toco, la vio y balanceo. Sus ojos brillaban, pero no como los de un herrero, sino como los de un coleccionista: juzgando su valor monetario, su valor de uso y valor como objeto de colección.
—Es un arma bastante llamativa, y a simple vista se ve que la hechura es excelente; mis felicitaciones por ello —dijo mientras hacia una leve reverencia, para luego colocar el arma de vuelta en su sitio y dirigirse a su creador—. Sin embargo, no basta con lo que es a simple vista, un arma debe ser más que la suma de sus partes. Los grandes señores están acostumbrados a que les lleven trabajos de altísima calidad. En ese caso, la manera de convencerlos de que tu trabajo es el mejor es con la personalidad; la del arma, por supuesto.
»Ahora, y esto es parte de la evaluación, dime que tiene de especial esta arma como para considerarse mejor que sus semejantes: ¿Qué historia tiene? ¿Cuál es su significado? ¿Por qué cuatro hojas? ¿Por qué una cabeza de serpiente? ¿Cuál es su nombre y la razón de ello?
—Que baboso, ¿acaso vas a decir que soy tan radiante que confundes el día con la noche cerrada? —dijo mientras se giraba, risueña—. ¡Mira que se habían tardado!
Dijo aquello con suficiencia, la suficiente como para que Juro comprendiese que le estaban esperando. Solo requeriría de unos instantes para darse cuenta de que la chica, allí frente a él, era solo una carnada. Pero unos instantes es todo lo que se necesita para caer en una trampa, para darse cuenta de que le había estado dando la espalda al peligro. Para cuando quisiera reaccionar, Juro sentiría descansando sobre su hombro una mano fría y húmeda como la muerte en los pantanos.
—¿Y a usted cómo le va, mi estimado? —preguntó la voz del hombre que se aferraba a su hombro.
Un intento de resistirse sería inútil, pues el ninja de Kusa podría sentir como su cuerpo yacía paralizado. Sin duda reconocería la técnica, un sello de la maldición propia de una experticia fuera de lo común. La muchacha ahora, con su cara burlona y victoriosa, vigilaba los alrededores; prevenida de que alguien más intentase su misma táctica o tratara de acercárseles.
—No se preocupe, mi buen señor, conque se quede quieto y no haga un alboroto me sentiré más que satisfecho —comento el que le tenía sujeto.
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Por su parte, Datsue tendría que atender a Sanemi, quien estaba pasando por supuesto. El rubio le saludo y cogió el arma entre sus manos. La toco, la vio y balanceo. Sus ojos brillaban, pero no como los de un herrero, sino como los de un coleccionista: juzgando su valor monetario, su valor de uso y valor como objeto de colección.
—Es un arma bastante llamativa, y a simple vista se ve que la hechura es excelente; mis felicitaciones por ello —dijo mientras hacia una leve reverencia, para luego colocar el arma de vuelta en su sitio y dirigirse a su creador—. Sin embargo, no basta con lo que es a simple vista, un arma debe ser más que la suma de sus partes. Los grandes señores están acostumbrados a que les lleven trabajos de altísima calidad. En ese caso, la manera de convencerlos de que tu trabajo es el mejor es con la personalidad; la del arma, por supuesto.
»Ahora, y esto es parte de la evaluación, dime que tiene de especial esta arma como para considerarse mejor que sus semejantes: ¿Qué historia tiene? ¿Cuál es su significado? ¿Por qué cuatro hojas? ¿Por qué una cabeza de serpiente? ¿Cuál es su nombre y la razón de ello?
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)