9/06/2020, 18:44
(Última modificación: 9/06/2020, 21:18 por Tsukisame Takumi. Editado 1 vez en total.)
«¿He... ganado?» Tardó unos momentos en reaccionar, no se lo creía, había ganado por fin un combate. Miró al cielo, el público estaba aplaudiendo y vitoreando pero él no escuchaba nada de eso, escuchó la voz de su difunto hermano felicitándole. Unas pequeñas lágrimas le surgieron del rostro. «Arata... Este es solo el primer paso, estés dónde estés verás como me convierto en un gran shinobi... Lo juro.»
Se enjugó rápidamente las lágrimas con la manga de su haori y miró hacia su rival. Estaba tosiendo arrodillada fuera del borde de la plataforma. El kazejin se dirigió hacia los restos de Mono, se disponía a sacar el wakizashi que tenía clavado y entregárselo a Ren. Cuando la sacó vio que era pesada para él, si ella podía manejar esta espada de habérsele acercado más hubiera sido la vencedora. Entonces ya con la hoja de la amejin se acercó a ella.
—Has luchado muy bien, por muy poco casi me vences. —Le ofreció el arma, un espadachín ha de estar siempre con su espada aunque sea derrotado. —Y no te preocupes por el veneno, este último es más débil que el de la marioneta y dudo que te llegues a desmayar. —Intentó tranquilizarla, entendía que no tenía que ser agradable la situación.
Se quedó junto a ella hasta que llegó el equipo médico y les ayudó a levantarla para colocarla en la camilla debido a las heridas de sus piernas. Habían sido contrincantes en este combate, pero eso no quitaba que fuera de Amegakure, era una aliada al fin y al cabo.
Ya cuando se la llevaron saludó con reverencias primero a la tribuna de los kages, luego a la de los señores feudales y, finalmente a la tribuna de la aldea carmesí. Luego se retiró a la puerta por la que había entrado al estadio, aún algo atolondrado por la sensación de haber ganado uno de los combates en este Torneo.
Se enjugó rápidamente las lágrimas con la manga de su haori y miró hacia su rival. Estaba tosiendo arrodillada fuera del borde de la plataforma. El kazejin se dirigió hacia los restos de Mono, se disponía a sacar el wakizashi que tenía clavado y entregárselo a Ren. Cuando la sacó vio que era pesada para él, si ella podía manejar esta espada de habérsele acercado más hubiera sido la vencedora. Entonces ya con la hoja de la amejin se acercó a ella.
—Has luchado muy bien, por muy poco casi me vences. —Le ofreció el arma, un espadachín ha de estar siempre con su espada aunque sea derrotado. —Y no te preocupes por el veneno, este último es más débil que el de la marioneta y dudo que te llegues a desmayar. —Intentó tranquilizarla, entendía que no tenía que ser agradable la situación.
Se quedó junto a ella hasta que llegó el equipo médico y les ayudó a levantarla para colocarla en la camilla debido a las heridas de sus piernas. Habían sido contrincantes en este combate, pero eso no quitaba que fuera de Amegakure, era una aliada al fin y al cabo.
Ya cuando se la llevaron saludó con reverencias primero a la tribuna de los kages, luego a la de los señores feudales y, finalmente a la tribuna de la aldea carmesí. Luego se retiró a la puerta por la que había entrado al estadio, aún algo atolondrado por la sensación de haber ganado uno de los combates en este Torneo.