13/06/2020, 05:01
—Oh.
Le tranquilizaba saber el que no se estaba de metiche. Lo pensó un momento. Allá en Yachi había cantado frente a gente desconocida. Ranko suponía que la diferencia yacía en qué tipo de canción cantaba. Tal vez en un combate era más fácil de lanzar ese jutsu de canto, pero cuando no se buscaba encantar a los enemigos…
"Tal vez eso que se activa en mí cuando peleo se activa en Ayame-san también..."
—Y-yo… Yo tampoco… C-creo que tampoco me animaría a tocar en público. Aunque —Recordó aquella noche, la pequeña audiencia que habían reunido, y los ánimos de la pelirroja de invitarla —pude hacerlo… M-momentáneamente, cuando me topé con Eri-san. T-tal vez podríamos practicarlo. I-imagino lo insistente que puede ser Rōga-san. —Soltó una risita. Se lo imaginaba haciendo alguna pose exagerada y apuntándole a Ayame para convencerla de participar en el Festival.
Separó las manos y extendió la prenda. Era un pantalón, tal vez un palmo más corto que el que vestía en el momento. Era color rosa amaranto con bordes blancos que convergían a los costados y ascendían hasta la cintura, donde se topaban con un cordón de mismo color.
—Oh. Oh, s-sí. Creo que podría probarlo… —Lo dobló con cuidado y se lo echó al hombro. Vería alguna otra prenda antes de pasar a los probadores. Buscaría con un dedo en el mentón —. Ayame-san también busca algo corto, ¿no? Mmm… ¿Hace mucho calor en Amegakure? E-e-es solo curiosidad… N-no me lo imagino. Digo, por la lluvia.
Le tranquilizaba saber el que no se estaba de metiche. Lo pensó un momento. Allá en Yachi había cantado frente a gente desconocida. Ranko suponía que la diferencia yacía en qué tipo de canción cantaba. Tal vez en un combate era más fácil de lanzar ese jutsu de canto, pero cuando no se buscaba encantar a los enemigos…
"Tal vez eso que se activa en mí cuando peleo se activa en Ayame-san también..."
—Y-yo… Yo tampoco… C-creo que tampoco me animaría a tocar en público. Aunque —Recordó aquella noche, la pequeña audiencia que habían reunido, y los ánimos de la pelirroja de invitarla —pude hacerlo… M-momentáneamente, cuando me topé con Eri-san. T-tal vez podríamos practicarlo. I-imagino lo insistente que puede ser Rōga-san. —Soltó una risita. Se lo imaginaba haciendo alguna pose exagerada y apuntándole a Ayame para convencerla de participar en el Festival.
Separó las manos y extendió la prenda. Era un pantalón, tal vez un palmo más corto que el que vestía en el momento. Era color rosa amaranto con bordes blancos que convergían a los costados y ascendían hasta la cintura, donde se topaban con un cordón de mismo color.
—Oh. Oh, s-sí. Creo que podría probarlo… —Lo dobló con cuidado y se lo echó al hombro. Vería alguna otra prenda antes de pasar a los probadores. Buscaría con un dedo en el mentón —. Ayame-san también busca algo corto, ¿no? Mmm… ¿Hace mucho calor en Amegakure? E-e-es solo curiosidad… N-no me lo imagino. Digo, por la lluvia.
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