16/06/2020, 06:25
(Última modificación: 16/06/2020, 06:28 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Había hecho bien en no intervenir. En confiar en Juro. Quizá el kusajin hubiese salido mal parado, pero eso le había permitido no descubrirse antes de tiempo. «Oh, así que vosotros también venís preparados», pensó mientras les miraba de reojo, disimuladamente.
Su Sharingan se centró en el chakra del misterioso hombre que había tocado a Juro, poniendo en él un juinjutsu de sobras conocido por el Uchiha.
«Aguanta, Juro». Datsue no pensaba precipitarse. Iba a permanecer al acecho, cual depredador entre la maleza esperando su oportunidad.
Mientras tanto, Uchiha Datsue se enfrentaba a la evaluación del juez.
«¿Significado? ¿Historia? Por los dioses, qué pedantes. Un arma se concibe, nace y muere para matar. Su historia se escribe con la sangre derramada de sus enemigos y su significado no es otro que el de hacer daño. ¿A qué viene tanta tontería?»
Pero no, Datsue no podía responderle eso. Tenía que elaborar una jodida historia. Una que presumiblemente gustase a un noble malcriado cuyos compañeros de armas jamás le hubiesen acertado una estocada por temor a derramar una gota de su sangre azul.
—Su nombre es Égida, un arma de leyenda forjada por los mismísimos dioses. Cuatro, concretamente, y cada uno una hoja. Amaterasu bañó con su fuego la primera de las hojas, la más ardiente, la que deja un rastro de sangre caliente allí por donde pasa. Tsukuyomi dotó del arte de la sorpresa y el engaño, tan característico de la noche, a la segunda de las hojas. Susano’o, Dios de la Tormenta, impregnó con su cólera la tercera. Finalmente, la cuarta y última, no fue forjada por otra que Izanami. La mujer que invita.
»La serpiente, con la boca abierta, da la sensación que las hojas no son más que su lengua bífida. Eso es todo.
Todo era mentira, por supuesto. Ni siquiera sabía el significado del jodido nombre o los dioses que verdaderamente habían forjado a Égida. Juro no se lo había especificado, y él era desconocedor de tal leyenda. Esperaba que el juez también lo fuese, por su bien.
Su Sharingan se centró en el chakra del misterioso hombre que había tocado a Juro, poniendo en él un juinjutsu de sobras conocido por el Uchiha.
«Aguanta, Juro». Datsue no pensaba precipitarse. Iba a permanecer al acecho, cual depredador entre la maleza esperando su oportunidad.
Mientras tanto, Uchiha Datsue se enfrentaba a la evaluación del juez.
«¿Significado? ¿Historia? Por los dioses, qué pedantes. Un arma se concibe, nace y muere para matar. Su historia se escribe con la sangre derramada de sus enemigos y su significado no es otro que el de hacer daño. ¿A qué viene tanta tontería?»
Pero no, Datsue no podía responderle eso. Tenía que elaborar una jodida historia. Una que presumiblemente gustase a un noble malcriado cuyos compañeros de armas jamás le hubiesen acertado una estocada por temor a derramar una gota de su sangre azul.
—Su nombre es Égida, un arma de leyenda forjada por los mismísimos dioses. Cuatro, concretamente, y cada uno una hoja. Amaterasu bañó con su fuego la primera de las hojas, la más ardiente, la que deja un rastro de sangre caliente allí por donde pasa. Tsukuyomi dotó del arte de la sorpresa y el engaño, tan característico de la noche, a la segunda de las hojas. Susano’o, Dios de la Tormenta, impregnó con su cólera la tercera. Finalmente, la cuarta y última, no fue forjada por otra que Izanami. La mujer que invita.
»La serpiente, con la boca abierta, da la sensación que las hojas no son más que su lengua bífida. Eso es todo.
Todo era mentira, por supuesto. Ni siquiera sabía el significado del jodido nombre o los dioses que verdaderamente habían forjado a Égida. Juro no se lo había especificado, y él era desconocedor de tal leyenda. Esperaba que el juez también lo fuese, por su bien.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado