19/06/2020, 00:48
—Vaya... —Se quedó callada unos instantes. —Lo siento y me alegro de que tengas a alguien. Sinceramente, si no fuese por la gente que he conocido en la villa, creo que no habría conseguido levantar cabeza. Eri-sensei me ha ayudado mucho. Así que me alegro de que tú también tengas a alguien, Takumi-san.
La kunoichi buscó consolarle y la verdad es que tenía razón en sus palabras, si no fuera por Itona el de gafas no hubiera podido hacer nada más que llorar y dormir, también cuando llegó al Remolino comenzó a pensar en otras cosas que no fuera su pasado y desde que conoció a su sensei vio que tal vez había razones para sonreír y ser feliz; la Aldea y su gente ayudan en gran manera. Aunque siempre había algún día algo bajo de moral y este parecía uno de ellos tras recordar con nostalgia a su familia.
—Gracias... —Dijo con los ojos ligeramente vidriosos y una sonrisa más sincera que la anterior. —Creo que tienes razón, la Villa es casi medicinal en estos aspectos. —Cayó entonces en que dijo que su maestra era la Uzumaki. —Ah es verdad, tu eras la alumna de Eri-san, —Su memoria era horrorosa para acordarse de las conexiones personales. —la conocí el otro día y parece muy buena maestra, seguro que es un gran apoyo.
La imagen que tenía el marionetista de la jōnin, pese haber hablado con ella un día, era muy positiva; le había ayudado desinteresadamente sin estar a su cargo ni nada y fue la vez que más integrado se sintió el genin como shinobi de Uzushiogakure. Sin duda inscribirse al Torneo fue un acierto.
La kunoichi buscó consolarle y la verdad es que tenía razón en sus palabras, si no fuera por Itona el de gafas no hubiera podido hacer nada más que llorar y dormir, también cuando llegó al Remolino comenzó a pensar en otras cosas que no fuera su pasado y desde que conoció a su sensei vio que tal vez había razones para sonreír y ser feliz; la Aldea y su gente ayudan en gran manera. Aunque siempre había algún día algo bajo de moral y este parecía uno de ellos tras recordar con nostalgia a su familia.
—Gracias... —Dijo con los ojos ligeramente vidriosos y una sonrisa más sincera que la anterior. —Creo que tienes razón, la Villa es casi medicinal en estos aspectos. —Cayó entonces en que dijo que su maestra era la Uzumaki. —Ah es verdad, tu eras la alumna de Eri-san, —Su memoria era horrorosa para acordarse de las conexiones personales. —la conocí el otro día y parece muy buena maestra, seguro que es un gran apoyo.
La imagen que tenía el marionetista de la jōnin, pese haber hablado con ella un día, era muy positiva; le había ayudado desinteresadamente sin estar a su cargo ni nada y fue la vez que más integrado se sintió el genin como shinobi de Uzushiogakure. Sin duda inscribirse al Torneo fue un acierto.