22/06/2020, 19:19
—Creo que todos estamos de acuerdo en que tenemos que protegernos los unos a los otros —afirmó Eri. Para alivio de Ayame, no parecía haberse tomado a mal o haber malinterpretado su último comentario—. Aunque bueno... Tú ya no lo necesitas tanto, eres muy fuerte, con Kokuō o a tu lado o sin ella. La verdad es que has cambiado mucho desde que nos conocimos en el Festival Musical —añadió.
Y Ayame, ruborizada hasta las orejas, se frotó la nuca con una sonrisa nerviosa.
—Hago lo que puedo... Pero aún me queda mucho por aprender —respondió—. Pero con Kokuō. Siempre con Kokuō.
Habían empezado juntas, y así habrían de terminar. El destino había entrelazado sus hilos y ahora no había manera de separarlos. Aunque Ayame no precisara de su ayuda, siempre estaba allí. Aunque fuera solamente para apoyarla curando sus heridas o nutriendo sus reservas de energía.
—Y esa última técnica tuya... ¡Auch! Menudo calambre.
Y Ayame, ruborizada hasta las orejas, se frotó la nuca con una sonrisa nerviosa.
—Hago lo que puedo... Pero aún me queda mucho por aprender —respondió—. Pero con Kokuō. Siempre con Kokuō.
Habían empezado juntas, y así habrían de terminar. El destino había entrelazado sus hilos y ahora no había manera de separarlos. Aunque Ayame no precisara de su ayuda, siempre estaba allí. Aunque fuera solamente para apoyarla curando sus heridas o nutriendo sus reservas de energía.
—Y esa última técnica tuya... ¡Auch! Menudo calambre.