23/06/2020, 02:40
”Diez.”
Al abrir los ojos, Ranko le devolvió la mirada. ¿Ranko?
”¡No puedo creer que me haya alterado tanto que el Henge se ha roto!” se regañó. Comenzó a cambiarse para probarse el primer pantaloncillo.
”¡Y de paso incomodaste bastante a Ayame-san! ¡Apuesto que ahora se ha hecho una idea errónea de ti!” pensó que si emanase tanto calor como roja se ponía, prendería en llamas la tienda ”Pero es que… ¿qué te pasa?”
Después de sopesar las cosas un rato, llegó a una conclusión mientras miraba aquel pantaloncillo blanco con rosa. Le quedaba sorprendentemente bien, y muy cómodo. Tuvo ganas de buscar más así. Dio un par de vueltas mientras organizaba sus pensamientos.
”Un vaso de agua no te llena. Pero si lo has bebido después de otros diez… Creo que fue un momento en el que se juntaron los nervios por el torneo, la inquietud inicial de creer haber molestado a Ayame-san, la posible participación en aquel Festival ¡AH, QUÉ MIEDO! Y ahora esta tonta reacción… Sí, fue una mala elección de palabras en un mal momento convergente. ¿No?”
Ahora se probaba el segundo, el verde. Éste estaba ajustado, y se notaba a cada movimiento. Presentía que se rompería si Ranko intentase lanzar una patada de potencia decente. La chica frunció los labios e imaginó en el espejo a su hermana, con rostro pícaro. Sí, definitivamente sería algo que Kuumi le escogería.
”No son para entrenamiento, pero esos se ven perfectos para presumir, Ran-chan. ¡Cómprate dos!” imaginó que decía. Suspiró.
Regresó a su atuendo normal (después de reactivar el henge no jutsu y reaparecer como “Ranko universo alterno”, y salió de los probadores. El rojo no dejaba su rostro, aunque al menos ya parecía un rubor natural en vez de un hierro ardiente. Pensó si debía haber salido con alguno de los shorts puestos para preguntarle a la Amejin cómo se le veían, pero no se animó. ¡Posiblemente estallaría su cabeza!
Esperaría a Ayame en la zona de probadores, enrollando los pantaloncillos entre sí nerviosamente. Aunque la chica de la luna también parecía haber estado a punto de explotar de la pena, estaría bien, ¿no? Ayame querría seguir hablando normalmente con Ranko, ¿no? Quería pasar un rato más de compras, ¿no? No era más que una chusca situación en la cual Ranko se había imaginado a Ayame en un lindo bikini azul y le había dicho que quedaría guapa, ¿no? ¿¿NO??
Suspiró pesadamente y se dijo que no pasaba nada, pues esa era la verdad. Como siempre, exageraba las cosas en su cabeza.
"Esa es la verdad. ¡Sí, eso es! ¡Esa es la verdad y no debería apenarme el decirla! Ayame-san es una chica linda y no tiene nada de malo que se lo diga. ¡Para eso están las amigas! ¿No?"
¿No?
Al abrir los ojos, Ranko le devolvió la mirada. ¿Ranko?
”¡No puedo creer que me haya alterado tanto que el Henge se ha roto!” se regañó. Comenzó a cambiarse para probarse el primer pantaloncillo.
”¡Y de paso incomodaste bastante a Ayame-san! ¡Apuesto que ahora se ha hecho una idea errónea de ti!” pensó que si emanase tanto calor como roja se ponía, prendería en llamas la tienda ”Pero es que… ¿qué te pasa?”
Después de sopesar las cosas un rato, llegó a una conclusión mientras miraba aquel pantaloncillo blanco con rosa. Le quedaba sorprendentemente bien, y muy cómodo. Tuvo ganas de buscar más así. Dio un par de vueltas mientras organizaba sus pensamientos.
”Un vaso de agua no te llena. Pero si lo has bebido después de otros diez… Creo que fue un momento en el que se juntaron los nervios por el torneo, la inquietud inicial de creer haber molestado a Ayame-san, la posible participación en aquel Festival ¡AH, QUÉ MIEDO! Y ahora esta tonta reacción… Sí, fue una mala elección de palabras en un mal momento convergente. ¿No?”
Ahora se probaba el segundo, el verde. Éste estaba ajustado, y se notaba a cada movimiento. Presentía que se rompería si Ranko intentase lanzar una patada de potencia decente. La chica frunció los labios e imaginó en el espejo a su hermana, con rostro pícaro. Sí, definitivamente sería algo que Kuumi le escogería.
”No son para entrenamiento, pero esos se ven perfectos para presumir, Ran-chan. ¡Cómprate dos!” imaginó que decía. Suspiró.
Regresó a su atuendo normal (después de reactivar el henge no jutsu y reaparecer como “Ranko universo alterno”, y salió de los probadores. El rojo no dejaba su rostro, aunque al menos ya parecía un rubor natural en vez de un hierro ardiente. Pensó si debía haber salido con alguno de los shorts puestos para preguntarle a la Amejin cómo se le veían, pero no se animó. ¡Posiblemente estallaría su cabeza!
Esperaría a Ayame en la zona de probadores, enrollando los pantaloncillos entre sí nerviosamente. Aunque la chica de la luna también parecía haber estado a punto de explotar de la pena, estaría bien, ¿no? Ayame querría seguir hablando normalmente con Ranko, ¿no? Quería pasar un rato más de compras, ¿no? No era más que una chusca situación en la cual Ranko se había imaginado a Ayame en un lindo bikini azul y le había dicho que quedaría guapa, ¿no? ¿¿NO??
Suspiró pesadamente y se dijo que no pasaba nada, pues esa era la verdad. Como siempre, exageraba las cosas en su cabeza.
"Esa es la verdad. ¡Sí, eso es! ¡Esa es la verdad y no debería apenarme el decirla! Ayame-san es una chica linda y no tiene nada de malo que se lo diga. ¡Para eso están las amigas! ¿No?"
¿No?
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