30/06/2020, 23:37
(Última modificación: 30/06/2020, 23:37 por Himura Hana.)
Yōgi estaba dormido, embutido en su pijama de alguna tela mucho más suave que nada que fuesen a tocar los ninjas en semanas. Por suerte, las raciones estaban encima de una mesa debidamente preparadas y no tuvieron problemas en encontrarlas.
Kyo les saludó una vez salieron, estaba en la puerta de la tienda, haciendo guardia. Les observó en silencio dirigirse a la puerta de la cueva.
En la puerta de la cueva todo seguía como antes, aquella niebla extraña se mantenía baja de momento, probablemente gracias a que el aire exterior la disipaba un poco. Una vez en la entrada verían que era un pasillo, por lo menos hasta donde alcanzaba la vista. Un pasillo que bajaba lentamente en linea recta. Los respiradores parecían funcionar, claro que, de momento, no habían metido la cabeza de lleno en aquel veneno gaseoso.
Kyo les saludó una vez salieron, estaba en la puerta de la tienda, haciendo guardia. Les observó en silencio dirigirse a la puerta de la cueva.
En la puerta de la cueva todo seguía como antes, aquella niebla extraña se mantenía baja de momento, probablemente gracias a que el aire exterior la disipaba un poco. Una vez en la entrada verían que era un pasillo, por lo menos hasta donde alcanzaba la vista. Un pasillo que bajaba lentamente en linea recta. Los respiradores parecían funcionar, claro que, de momento, no habían metido la cabeza de lleno en aquel veneno gaseoso.