2/07/2020, 23:58
(Última modificación: 3/07/2020, 00:04 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Daruu flotaba sobre el agua de la piscina, aburrido, vestido con un bañador verde con estampado de piñas de color amarillo. Con las manos tras la espalda, se concentraba en una nube blanca que se parecía, curiosamente, a Amekoro Yui con los brazos en alto y las piernas formando un arco, como teniendo una pataleta. El muy idiota se hizo gracia a sí mismo y se rio en voz alta.
Ayame estaba apoyada unos metros más allá. Al final, habían conseguido una piscina para ellos solos. Una piscina enorme, de hecho. Debía medir casi diez metros por seis metros. Daruu no comprendía como aquél dojo paradisíaco con piscinas, pegado a la pared de la cordillera, estaba tan vacío. ¡Si el abuelete que lo regentaba casi les había dado las gracias llorando porque eran los únicos clientes que habían tenido desde que comenzó el Torneo!
«Supongo que los Dojos tienen algo especial que te hace querer pelear con la gente... de hecho, ya estoy aburriéndome.»
No nos engañemos. Había sido divertido lanzarse a la piscina en bomba. Había sido relajante. Pero llegaba un momento en el que cansaba. Fijáos si estaba aburrido Daruu que por una vez en la vida deseó que Datsue estuviera allí para liarla y animar un poco el cotarro.
Fue entonces cuando se fijó en una caja apartada en una orilla. Habían churros de piscina de colores, de esos que se usan cuando uno no sabe todavía nadar. Y entonces se le encendió una bombilla. Una bombilla perversa.
Daruu salió de la piscina y se hizo con un churro de color rosa y otro de color amarillo. Blandió varias veces el rosa, como una espada... y le lanzó el otro a Ayame, que le golpeó en la cocorota.
—¡¡PELEA DE CHURROS!! —dijo, y se tiró en bomba a la piscina al lado de ella.
Ayame estaba apoyada unos metros más allá. Al final, habían conseguido una piscina para ellos solos. Una piscina enorme, de hecho. Debía medir casi diez metros por seis metros. Daruu no comprendía como aquél dojo paradisíaco con piscinas, pegado a la pared de la cordillera, estaba tan vacío. ¡Si el abuelete que lo regentaba casi les había dado las gracias llorando porque eran los únicos clientes que habían tenido desde que comenzó el Torneo!
«Supongo que los Dojos tienen algo especial que te hace querer pelear con la gente... de hecho, ya estoy aburriéndome.»
No nos engañemos. Había sido divertido lanzarse a la piscina en bomba. Había sido relajante. Pero llegaba un momento en el que cansaba. Fijáos si estaba aburrido Daruu que por una vez en la vida deseó que Datsue estuviera allí para liarla y animar un poco el cotarro.
Fue entonces cuando se fijó en una caja apartada en una orilla. Habían churros de piscina de colores, de esos que se usan cuando uno no sabe todavía nadar. Y entonces se le encendió una bombilla. Una bombilla perversa.
Daruu salió de la piscina y se hizo con un churro de color rosa y otro de color amarillo. Blandió varias veces el rosa, como una espada... y le lanzó el otro a Ayame, que le golpeó en la cocorota.
—¡¡PELEA DE CHURROS!! —dijo, y se tiró en bomba a la piscina al lado de ella.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)