7/07/2020, 19:55
—Oh, ¿y-yo? ¿P-pareja? —respondió Ranko, y sus mejillas se encendieron de golpe. Mientras pagaba por sus compras, Ayame torció ligeramente el gesto, temerosa de haberse tomado demasiada confianza como para preguntar algo así. Ranko, que ya de por sí era una chica muy tímida, parecía estar pasando un mal rato con aquella pregunta. Así lo delataba el temblor de sus manos cuando recogió las bolsas de la compra—. N-no. No tengo pareja y...
Se interrumpió de golpe, dubitativa. Algo debía estar pasando por su cabeza, porque se sonrojó aún más si cabía. Casi daba la sensación de que iba a empezar a expulsar vapor por las orejas.
—Ah… ah… y-yo… ¿s-si me gu-gusta a-alguien? Ah… Ahm…
—¿Estás...? ¿Estás bien? —le preguntó Ayame, apurada.
—S-s-solía… Solía tener a alguien —respondió al fin, bajando la mirada. A Ayame no le pasó desapercibido el movimiento de sus dedos, jugueteando con nerviosismo con las asas de la bolsa—. M-m-me solía… Me solía gustar alguien. D-de Uzushiogakure.
«Oh, no...» Allí venía, la tragedia de un amor imposible por la enemistad de dos aldeas.
—P-pero… Pero… Q-quedamos de vernos y… s-simplemente no llegó. Yo esperé y… y… ¡a-ah! Lo siento n-n-no quisiera aburrirte co-con la historia…
Ayame se frotó la nuca, angustiada.
—Vaya... L... Lo siento. No quería incomodarte con esa pregunta... A lo mejor me he tomado demasiadas confianzas, mi curiosidad me suele jugar malas pasadas —rio, nerviosa, mientras se dirigían a la salida de la tienda—. Pero no te preocupes por eso, seguro que terminará apareciendo alguien perfecto para ti. Estoy segura de ello: eres guapa, y muy amigable.
Se interrumpió de golpe, dubitativa. Algo debía estar pasando por su cabeza, porque se sonrojó aún más si cabía. Casi daba la sensación de que iba a empezar a expulsar vapor por las orejas.
—Ah… ah… y-yo… ¿s-si me gu-gusta a-alguien? Ah… Ahm…
—¿Estás...? ¿Estás bien? —le preguntó Ayame, apurada.
—S-s-solía… Solía tener a alguien —respondió al fin, bajando la mirada. A Ayame no le pasó desapercibido el movimiento de sus dedos, jugueteando con nerviosismo con las asas de la bolsa—. M-m-me solía… Me solía gustar alguien. D-de Uzushiogakure.
«Oh, no...» Allí venía, la tragedia de un amor imposible por la enemistad de dos aldeas.
—P-pero… Pero… Q-quedamos de vernos y… s-simplemente no llegó. Yo esperé y… y… ¡a-ah! Lo siento n-n-no quisiera aburrirte co-con la historia…
Ayame se frotó la nuca, angustiada.
—Vaya... L... Lo siento. No quería incomodarte con esa pregunta... A lo mejor me he tomado demasiadas confianzas, mi curiosidad me suele jugar malas pasadas —rio, nerviosa, mientras se dirigían a la salida de la tienda—. Pero no te preocupes por eso, seguro que terminará apareciendo alguien perfecto para ti. Estoy segura de ello: eres guapa, y muy amigable.