7/07/2020, 23:57
—¡Ah, no no! E-está bien, no hay problema —soltó apenas Ayame se disculó —. Está bien que Ayame-san pregunte, creo… creo que me ayuda a s-sacar las cosas. A dejarlas atrás. ¡Ayame-san puede ser tan curiosa conmigo como quiera! —"VIGILA TUS PALABRAS, RANKO" —. M-me refiero a que puede preguntarme lo que guste.
Un golpe inesperado tras otro: la Amejin no sólo le aseguraba que encontraría a la persona perfecta, sino que también le había llamado guapa. Eso, por supuesto, no hizo nada para quitarle lo rojo de la cara.
—N-n-no. Yo n-no creo q-que… que s-s-sea…
”¡ALTO! No. ¿Recuerdas lo que dijiste? Bueno, pensaste. ¡Son amigas! ¡Te muestra su apoyo como amiga! ¡No lo rechaces, Ranko! ¡Acéptalo!” escuchó su propia voz con tono regañón en su cabeza.
—Gracias, Ayame-san.
Salió de la tienda junto con ella. Era un cambio de aire extraño, pues el viento cálido del exterior refrescó su rostro enrojecido, de alguna manera. Un deseo se venía fraguando en la mente de Ranko desde hacía algunos momentos.
—Ehm… ¿A-Ayame-san? Y-yo… ahm… ¿Podría…? —Sentía que era una petición extraña, pero las ganas de hacerlo le carcomían. Esperaba que la chica de la luna no tuviese ningún inconveniente. La voz de Ranko se hizo queda —. L-lamento si e-es un atrevimiento, pero… ¿Le… Le importaría a Ayame-san… tener un combate conmigo? ¡Ah! E-e-eso sonó raro, di-disculpa. E-es sólo que… Qui-quisiera… Ahm… quisiera un entrenamiento amistoso con Ayame-san. ¡S-s-sólo si ella quiere! N-no quiero que se lleve una impresión... ¡una mala impresión! N-no soy violenta, sólo... S-sólo... Lo considero una forma de... ahm... conocer mejor a alguien. ¿E-entiendes? S-sólo si Ayame-san quiere. Y puede.
No sabía qué le daba más pena: pensar en sus sentimientos hacia la Amejin o invitarla a intercambiar puñetazos. ¿Se evidenciaba que era de Kusagakure? Tal vez.
Un golpe inesperado tras otro: la Amejin no sólo le aseguraba que encontraría a la persona perfecta, sino que también le había llamado guapa. Eso, por supuesto, no hizo nada para quitarle lo rojo de la cara.
—N-n-no. Yo n-no creo q-que… que s-s-sea…
”¡ALTO! No. ¿Recuerdas lo que dijiste? Bueno, pensaste. ¡Son amigas! ¡Te muestra su apoyo como amiga! ¡No lo rechaces, Ranko! ¡Acéptalo!” escuchó su propia voz con tono regañón en su cabeza.
—Gracias, Ayame-san.
Salió de la tienda junto con ella. Era un cambio de aire extraño, pues el viento cálido del exterior refrescó su rostro enrojecido, de alguna manera. Un deseo se venía fraguando en la mente de Ranko desde hacía algunos momentos.
—Ehm… ¿A-Ayame-san? Y-yo… ahm… ¿Podría…? —Sentía que era una petición extraña, pero las ganas de hacerlo le carcomían. Esperaba que la chica de la luna no tuviese ningún inconveniente. La voz de Ranko se hizo queda —. L-lamento si e-es un atrevimiento, pero… ¿Le… Le importaría a Ayame-san… tener un combate conmigo? ¡Ah! E-e-eso sonó raro, di-disculpa. E-es sólo que… Qui-quisiera… Ahm… quisiera un entrenamiento amistoso con Ayame-san. ¡S-s-sólo si ella quiere! N-no quiero que se lleve una impresión... ¡una mala impresión! N-no soy violenta, sólo... S-sólo... Lo considero una forma de... ahm... conocer mejor a alguien. ¿E-entiendes? S-sólo si Ayame-san quiere. Y puede.
No sabía qué le daba más pena: pensar en sus sentimientos hacia la Amejin o invitarla a intercambiar puñetazos. ¿Se evidenciaba que era de Kusagakure? Tal vez.
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