14/07/2020, 20:10
(Última modificación: 14/07/2020, 20:19 por Himura Hana. Editado 1 vez en total.)
A pocos minutos de empezar a andar por aquella nueva sección completamente recta y sin veneno verían en la lejanía un obstaculo en el camino y una leve luz al final del pasillo visible. Hasta que no estuviesen a pocos metros de él no reconocerían que se trataba de un cuerpo o de una persona extremadamente quieta que no da signos de respiración alguna.
(Percepción 20) Si entonces miraban al suelo, se darían cuenta de que en algún momento habían pisado un charco de sangre sin darse cuenta ya que detrás suyo había todo un reguero de huellas de sus propias sandalias.
Delante de ellos se abría una enorme galería cuyo techo tenía diversos agujeros por los que entraba algo de luz natural. El cuerpo estaba justo en lo que podría considerarse la puerta de dicha galería así que apenas recibía luz, si querían investigarlo tendrían que usar la antorcha.
El cuerpo mostraba signos de haberse arrastrado varios metros, estaba boca abajo y tapado con una enorme capa negra, solo se le veía la cabeza, las manos y las piernas que sobresalían de la capa. El rastro de sangre empezaba con un enorme charco donde había empezado a arrastrarse, el que habrían pisado los ninjas sin darse cuenta, hasta donde estaba ahora tirado.
En la mano derecha, estrujado con fuerza, sujetaba un trozo de papel que parecía tener algo escrito. En la izquierda, un pergamino cerrado que parecía tener años de antigüedad por el estado en el que se encontraba.
(Percepción 20) Si entonces miraban al suelo, se darían cuenta de que en algún momento habían pisado un charco de sangre sin darse cuenta ya que detrás suyo había todo un reguero de huellas de sus propias sandalias.
Delante de ellos se abría una enorme galería cuyo techo tenía diversos agujeros por los que entraba algo de luz natural. El cuerpo estaba justo en lo que podría considerarse la puerta de dicha galería así que apenas recibía luz, si querían investigarlo tendrían que usar la antorcha.
El cuerpo mostraba signos de haberse arrastrado varios metros, estaba boca abajo y tapado con una enorme capa negra, solo se le veía la cabeza, las manos y las piernas que sobresalían de la capa. El rastro de sangre empezaba con un enorme charco donde había empezado a arrastrarse, el que habrían pisado los ninjas sin darse cuenta, hasta donde estaba ahora tirado.
En la mano derecha, estrujado con fuerza, sujetaba un trozo de papel que parecía tener algo escrito. En la izquierda, un pergamino cerrado que parecía tener años de antigüedad por el estado en el que se encontraba.