14/07/2020, 21:12
—¡Ah, no no! E-está bien, no hay problema —soltó Ranko de golpe—. Está bien que Ayame-san pregunte, creo… creo que me ayuda a s-sacar las cosas. A dejarlas atrás. ¡Ayame-san puede ser tan curiosa conmigo como quiera! M-me refiero a que puede preguntarme lo que guste.
—Menos mal... —Ayame suspiró, llevándose una mano al pecho. Le aliviaba que la de Kusagakure no se hubiese tomado a mal su pregunta.
Pero ante el súbito halago de Ayame, Ranko volvió a tartamudear y a enrojecerse. Antes de que se produjera un súbito cambio:
—Gracias, Ayame-san.
Ella le devolvió la sonrisa, afable y cordial, y juntas salieron de la tienda. El bochorno del verano volvió a acogerlas en cuanto pusieron el primer pie fuera, y Ayame no pudo evitar soltar un bufido de angustia.
—Cualquier día de estos me voy a evaporar... —comentó entre dientes.
—Ehm… ¿A-Ayame-san? Y-yo… ahm… ¿Podría…? —Tartamudeó entonces Ranko.
—¿Sí?
—L-lamento si e-es un atrevimiento, pero… ¿Le… Le importaría a Ayame-san… tener un combate conmigo? ¡Ah! E-e-eso sonó raro, di-disculpa. E-es sólo que… Qui-quisiera… Ahm… quisiera un entrenamiento amistoso con Ayame-san. ¡S-s-sólo si ella quiere! N-no quiero que se lleve una impresión... ¡una mala impresión! N-no soy violenta, sólo... S-sólo... Lo considero una forma de... ahm... conocer mejor a alguien. ¿E-entiendes? S-sólo si Ayame-san quiere. Y puede.
La de Amegakure parpadeó varias veces, genuinamente sorprendida ante la súbita pregunta de Ranko. La había pillado tan por sorpresa, que le costó varios segundos responder.
—Para mí sería un placer —respondió, sin embargo—. ¿Pero no sería un problema? Quiero decir... no creo que puedas mantener una Transformación durante todo el combate... —añadió, bajando la voz.
—Menos mal... —Ayame suspiró, llevándose una mano al pecho. Le aliviaba que la de Kusagakure no se hubiese tomado a mal su pregunta.
Pero ante el súbito halago de Ayame, Ranko volvió a tartamudear y a enrojecerse. Antes de que se produjera un súbito cambio:
—Gracias, Ayame-san.
Ella le devolvió la sonrisa, afable y cordial, y juntas salieron de la tienda. El bochorno del verano volvió a acogerlas en cuanto pusieron el primer pie fuera, y Ayame no pudo evitar soltar un bufido de angustia.
—Cualquier día de estos me voy a evaporar... —comentó entre dientes.
—Ehm… ¿A-Ayame-san? Y-yo… ahm… ¿Podría…? —Tartamudeó entonces Ranko.
—¿Sí?
—L-lamento si e-es un atrevimiento, pero… ¿Le… Le importaría a Ayame-san… tener un combate conmigo? ¡Ah! E-e-eso sonó raro, di-disculpa. E-es sólo que… Qui-quisiera… Ahm… quisiera un entrenamiento amistoso con Ayame-san. ¡S-s-sólo si ella quiere! N-no quiero que se lleve una impresión... ¡una mala impresión! N-no soy violenta, sólo... S-sólo... Lo considero una forma de... ahm... conocer mejor a alguien. ¿E-entiendes? S-sólo si Ayame-san quiere. Y puede.
La de Amegakure parpadeó varias veces, genuinamente sorprendida ante la súbita pregunta de Ranko. La había pillado tan por sorpresa, que le costó varios segundos responder.
—Para mí sería un placer —respondió, sin embargo—. ¿Pero no sería un problema? Quiero decir... no creo que puedas mantener una Transformación durante todo el combate... —añadió, bajando la voz.