18/07/2020, 20:47
(Última modificación: 18/07/2020, 21:03 por Himura Hana. Editado 1 vez en total.)
— N-No hace falta... P-Puede que luego me encuentre peor y te necesite...
Ren pareció quedarse unos buenos segundos pensando algo o simplemente acumulando fuerzas para comunicarse. Aún así parecía muy confundida. Hana no se había emborrachado nunca así que no sabía exactamente cuales eran los síntomas de la resaca. Al menos, Ren parecía funcional. Más lenta de lo normal, pero no parecía estar realmente mal.
— Está bien, me quedo aquí y no te molesto más. Y me callo. Cualquier cosa avisame. — se apartó un poco más de Ren, tumbandose en el borde de la cama pero sin quitarle el ojo de encima a su hermanastra, observandola en silencio.
Ren cerró los ojos y poco a poco fue quedandose cada vez más relajada hasta que su respiración era perfectamente ritmica mientras Hana la observaba. Era dificil imaginar que esa niñata asquerosa con la que se había cruzado el primer día pudiese ser tan adorable cuando dormía tras haberse pillado una buena borrachera involuntaria, pero ahí estaba.
Por un momento se planteó levantarse y hacer cosas mientras Ren descansaba. Sin embargo, la idea de que pudiese levantarse y ver que no se había quedado a su lado le partía el corazón. Se quedó en la misma posición unos minutos, cerrando los ojos para poder pensar con más claridad. En principio hasta mañana no tenía nada más que hacer, tendría que ir a las pruebas de Kendo, al igual que Ren, pero ella no a participar claro.
Cuando volvió a abrir los ojos, apenas podía ver a su hermanastra, era de noche. Se incorporó de golpe, alarmada, ¿qué hora era? ¿Qué había pasado? ¿Se había dormido? Se acercó a Ren para mirar que siguiese viva y sí, viva estaba. Le puso una mano en la mejilla y la acarició suavemente, después pasó dicha mano al hombro y lo movió ligeramente.
— Ren... Ren-neechan... — la llamó en susurros esperando no sobresaltarla.
Ren pareció quedarse unos buenos segundos pensando algo o simplemente acumulando fuerzas para comunicarse. Aún así parecía muy confundida. Hana no se había emborrachado nunca así que no sabía exactamente cuales eran los síntomas de la resaca. Al menos, Ren parecía funcional. Más lenta de lo normal, pero no parecía estar realmente mal.
— Está bien, me quedo aquí y no te molesto más. Y me callo. Cualquier cosa avisame. — se apartó un poco más de Ren, tumbandose en el borde de la cama pero sin quitarle el ojo de encima a su hermanastra, observandola en silencio.
Ren cerró los ojos y poco a poco fue quedandose cada vez más relajada hasta que su respiración era perfectamente ritmica mientras Hana la observaba. Era dificil imaginar que esa niñata asquerosa con la que se había cruzado el primer día pudiese ser tan adorable cuando dormía tras haberse pillado una buena borrachera involuntaria, pero ahí estaba.
Por un momento se planteó levantarse y hacer cosas mientras Ren descansaba. Sin embargo, la idea de que pudiese levantarse y ver que no se había quedado a su lado le partía el corazón. Se quedó en la misma posición unos minutos, cerrando los ojos para poder pensar con más claridad. En principio hasta mañana no tenía nada más que hacer, tendría que ir a las pruebas de Kendo, al igual que Ren, pero ella no a participar claro.
Cuando volvió a abrir los ojos, apenas podía ver a su hermanastra, era de noche. Se incorporó de golpe, alarmada, ¿qué hora era? ¿Qué había pasado? ¿Se había dormido? Se acercó a Ren para mirar que siguiese viva y sí, viva estaba. Le puso una mano en la mejilla y la acarició suavemente, después pasó dicha mano al hombro y lo movió ligeramente.
— Ren... Ren-neechan... — la llamó en susurros esperando no sobresaltarla.