19/07/2020, 09:36
A diferencia de Hana, Ren fue incapaz de conciliar el sueño; solo le seguía dando más y más vueltas a sus revueltos sentimientos. La respiración de Hana sobre su espalda, no ayudaba en aclararlos; pero la caricia de sus manos, el calor que transmitía su cuerpo y su aroma, la relajaban profundamente, por lo que aunque no llego a poder dormir, el tiempo corrió para ella a una velocidad vertiginosa.
— Ren... Ren-neechan... — pronunció entre susurros, y el corazón de la morena se saltó alguna pulsación, al escuchar llamarla con esa voz tan dulce.
— D-Dime Hana... — respondió tras girar sobre si misma, para poder mirar a los ojos de su hermana.
— Ren... Ren-neechan... — pronunció entre susurros, y el corazón de la morena se saltó alguna pulsación, al escuchar llamarla con esa voz tan dulce.
— D-Dime Hana... — respondió tras girar sobre si misma, para poder mirar a los ojos de su hermana.