19/07/2020, 19:02
Hana hizo un minimo acercamiento timido, mientras que Ren se volvió completamente loca. Con una facilidad pasmosa la tiró sobre la cama y se puso encima, sujetandola de las muñecas sin dejar de mirarla con esos zafiros hipnotizantes. Sintió que algo dentro de ella daba un bote, tal vez su estomago en busca de alimento o su corazón que parecía querer salirse por su boca.
Era... Estaba... Iba a... Su cerebro se había sobrecalentado. Por algún motivo, no se resistió a ella, ni siquiera ahora que basicamente se le había echado encima. No podía resistirse a Ren y no entendía por qué.
— ¡N-No era m-mi intención! ¡N-No q-queria... ! ¡N-No era mi intención! N-No quería f-forzarte... Y-Yo... Agh, soy un maldito desastre
Por suerte, Ren mostró más autocontrol que ella. Sin embargo, a Hana le costaría mucho más recuperarse. Seguía mirando a su hermanastra con esa mirada completamente absorta. Se levantó lentamente y se sentó en el borde de la cama, mirando al suelo durante unos segundos.
— No pasa nada, Ren. No... no pasa nada. Voy... voy a hacer la cena.
Dicho aquello se levantó y fue directa a la puerta. Ren no lo vería, pero estaba sonrojada de cejas a barbilla, más roja que una manzana. Tras cerrar la puerta anduvo hasta la cocina, donde su padre y su madrastra estaban acabando de preparar unas hamburguesas.
— Mira quien se ha despertado. Las bellas durmientes. ¿A que estaban monisimas, cariño?
— Como dos angelitos. ¿Qué quieres tú en la hamburguesa, Hana-chan?
— Cualquier cosa está bien, no te preocupes. Voy un momento al baño.
Retrocedió lentamente para volver por donde había venido. No se sentía capaz de enfrentarse a su padre ni a su madrastra, casi ni la sostenían sus piernas. Fue hacia el baño directa, dejando correr el agua fria y lavandose la cara una y otra vez hasta que volvió a sentir los pies en el suelo.
Se miró en el pequeño espejo que había tras el grifo y se vio totalmente despeinada y con una mirada... rara. ¿Qué demonios le pasaba? Volviendo a echarse agua a la cara.
Era... Estaba... Iba a... Su cerebro se había sobrecalentado. Por algún motivo, no se resistió a ella, ni siquiera ahora que basicamente se le había echado encima. No podía resistirse a Ren y no entendía por qué.
— ¡N-No era m-mi intención! ¡N-No q-queria... ! ¡N-No era mi intención! N-No quería f-forzarte... Y-Yo... Agh, soy un maldito desastre
Por suerte, Ren mostró más autocontrol que ella. Sin embargo, a Hana le costaría mucho más recuperarse. Seguía mirando a su hermanastra con esa mirada completamente absorta. Se levantó lentamente y se sentó en el borde de la cama, mirando al suelo durante unos segundos.
— No pasa nada, Ren. No... no pasa nada. Voy... voy a hacer la cena.
Dicho aquello se levantó y fue directa a la puerta. Ren no lo vería, pero estaba sonrojada de cejas a barbilla, más roja que una manzana. Tras cerrar la puerta anduvo hasta la cocina, donde su padre y su madrastra estaban acabando de preparar unas hamburguesas.
— Mira quien se ha despertado. Las bellas durmientes. ¿A que estaban monisimas, cariño?
— Como dos angelitos. ¿Qué quieres tú en la hamburguesa, Hana-chan?
— Cualquier cosa está bien, no te preocupes. Voy un momento al baño.
Retrocedió lentamente para volver por donde había venido. No se sentía capaz de enfrentarse a su padre ni a su madrastra, casi ni la sostenían sus piernas. Fue hacia el baño directa, dejando correr el agua fria y lavandose la cara una y otra vez hasta que volvió a sentir los pies en el suelo.
Se miró en el pequeño espejo que había tras el grifo y se vio totalmente despeinada y con una mirada... rara. ¿Qué demonios le pasaba? Volviendo a echarse agua a la cara.