19/07/2020, 22:42
La decepción no tardó en reflejarse en el rostro de Ranko, que bajó la mirada.
—Oh… E-entiendo… —murmuró, jugueteando con las asas de su bolsa—. Entiendo. No quisiera… No quisiera meter a Ayame-san e-en problemas… S-si nos viesen combatiendo. E-está bien.
—¡No, no! —se apresuró a corregirla Ayame, agitando las manos en el aire—. No lo decía por mí, sino por... ti... —confesó, algo apurada. Y entonces añadió en voz más baja—: No quiero que te metas en líos con tu Kage por estar conmigo, es sólo por eso.
—Está bien. Di-digo… D-de todas maneras era una proposición a-algo tonta… Hablar d-d-de pelear cu-cuando estamos de compras, je j-je… N-no todo es entrenar, ¿cierto? —balbuceaba la de Kusagakure, con tal apuro que Ayame sintió una terrible lástima por ella. Ranko se rascó la nuca, sonrojada hasta las orejas—. ¿Ha-haría algo más Ayame-san? ¿P-podría... ahm... acompañarla un rato más? Si no es molestia, claro...
—Pues no tenía nada en mente, la verdad. Así que si quieres proponer algo... ¡Pero tú nunca molestas! Aprecio mucho tu compañía, de verdad —sonrió, sincera—. Pero, volviendo a lo de antes, si quieres podemos tener ese combate cuando todo esto ya haya terminado. Lejos del Valle de los Dojos. Yo no puedo entrar al País de los Bosques, pero seguro que hay algún rincón en Ōnindo donde no puedan descubrirnos —se rio.
—Oh… E-entiendo… —murmuró, jugueteando con las asas de su bolsa—. Entiendo. No quisiera… No quisiera meter a Ayame-san e-en problemas… S-si nos viesen combatiendo. E-está bien.
—¡No, no! —se apresuró a corregirla Ayame, agitando las manos en el aire—. No lo decía por mí, sino por... ti... —confesó, algo apurada. Y entonces añadió en voz más baja—: No quiero que te metas en líos con tu Kage por estar conmigo, es sólo por eso.
—Está bien. Di-digo… D-de todas maneras era una proposición a-algo tonta… Hablar d-d-de pelear cu-cuando estamos de compras, je j-je… N-no todo es entrenar, ¿cierto? —balbuceaba la de Kusagakure, con tal apuro que Ayame sintió una terrible lástima por ella. Ranko se rascó la nuca, sonrojada hasta las orejas—. ¿Ha-haría algo más Ayame-san? ¿P-podría... ahm... acompañarla un rato más? Si no es molestia, claro...
—Pues no tenía nada en mente, la verdad. Así que si quieres proponer algo... ¡Pero tú nunca molestas! Aprecio mucho tu compañía, de verdad —sonrió, sincera—. Pero, volviendo a lo de antes, si quieres podemos tener ese combate cuando todo esto ya haya terminado. Lejos del Valle de los Dojos. Yo no puedo entrar al País de los Bosques, pero seguro que hay algún rincón en Ōnindo donde no puedan descubrirnos —se rio.