20/07/2020, 21:13
(Última modificación: 20/07/2020, 21:20 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
— ¡Eh! Novata, espabila que llegas tarde. Tienes cinco minutos para cambiarte y ponerte en el ring, empiezas tú. — le ordenó sonriente la capitana del club.
— Si si... — respondía a desgana descalzándose en la entrada. Caminó con paso lento cuando volvió de los vestuarios. Se llevaría su mano libre, pues en la otra llevaba un shinai, y torció la cabeza varias veces; haciendo que crujiera sonoramente en una ocasión. Al igual que el resto de aspirantes, llevaba un hakama de azul muy oscuro y una camisa blanca de largas mangas ancha.
Su atención no recaería sobre el ring al principio, no terminaba de estar mentalizada, pero seguía pensando que si por lo menos no era capaz de ser la mejor, seguiría siendo lo suficientemente buena como para al menos entrar. No podía apartar su mirada de Hana, quien miraba hacía otro lado. «¿Qué puedo hacer? ¿Qué debería decirle?» se preguntaba una y otra vez «¿Qué puedo hacer para arreglarlo? Si decías que no me odiabas... Parece que ya me he ocupado de que si lo hagas... » Si esta le devolvía la mirada, la desviaría en el momento, con un suave rubor.
Suspiró larga y tendidamente por un momento, mirando al frente para ponerse entonces en posición, y agarrar el mango de la espada con todos los dedos de sus manos lentamente.
— Si si... — respondía a desgana descalzándose en la entrada. Caminó con paso lento cuando volvió de los vestuarios. Se llevaría su mano libre, pues en la otra llevaba un shinai, y torció la cabeza varias veces; haciendo que crujiera sonoramente en una ocasión. Al igual que el resto de aspirantes, llevaba un hakama de azul muy oscuro y una camisa blanca de largas mangas ancha.
Su atención no recaería sobre el ring al principio, no terminaba de estar mentalizada, pero seguía pensando que si por lo menos no era capaz de ser la mejor, seguiría siendo lo suficientemente buena como para al menos entrar. No podía apartar su mirada de Hana, quien miraba hacía otro lado. «¿Qué puedo hacer? ¿Qué debería decirle?» se preguntaba una y otra vez «¿Qué puedo hacer para arreglarlo? Si decías que no me odiabas... Parece que ya me he ocupado de que si lo hagas... » Si esta le devolvía la mirada, la desviaría en el momento, con un suave rubor.
Suspiró larga y tendidamente por un momento, mirando al frente para ponerse entonces en posición, y agarrar el mango de la espada con todos los dedos de sus manos lentamente.