20/07/2020, 23:28
Tal y como Hana había esperado, Ren sencillamente la dejó de lado. Dejó de ir a la habitación a dormir, dejó de ir con ella a ningún sitio. No la buscaba, no le hablaba, no era nadie para ella más que cuando estaba su madre delante, entonces eran mega amigas super hermanas para siempre. Con el paso de los días se le fue haciendo más llevadero.
Volvió con naturalidad a su solitaria rutina de quedarse hasta tarde haciendo cosas del colegio, aunque los primeros días se pasaba el rato empanada mirando por la ventana o simplemente pensando. Tal vez por eso las notas de los primeros exámenes, de Matemáticas y Física. Por suerte, el profesor se las dio cuando ya no había nadie, aunque nadie se iba a interesar por ella. Las cogió y agradeció al tutor la posibilidad de mejorarlas el lunes siguiente en un examen extraordinario.
Se despidió del consejo por el fin de semana, dejando a Ai hacerse cargo aquel día, necesitaba tiempo para poder estudiar. Por suerte, llegó a casa antes que nadie, antes que sus padres y antes que Ren. Se fue directa a la habitación, dejando sus cosas directamente en el recibidor para echarse a llorar en su cama.
El suspenso era justo lo que le faltaba. No era feliz con su vida, tenía que pasarse los días viendo lo bien que le iba a Ren que ya ni se acordaba de ella, ni se acordaba de esa noche ni de esos dos días que practicamente eran lo único divertido que haría en todo el año y la mejor noche de su vida. Aún tenía sueños en los que recordaba el calor que había sentido, la comodidad, la felicidad pura y dura que la había inundado, de que alguien la... la quisiera...
Ahora todo eso había desaparecido y había suspendido. Lo único que le quedaba eran sus notas y su reputación y hasta en eso había fallado. Todas las lágrimas que había ahorrado esas semanas salían ahora mientras gritaba contra la almohada, totalmente empapada.
Volvió con naturalidad a su solitaria rutina de quedarse hasta tarde haciendo cosas del colegio, aunque los primeros días se pasaba el rato empanada mirando por la ventana o simplemente pensando. Tal vez por eso las notas de los primeros exámenes, de Matemáticas y Física. Por suerte, el profesor se las dio cuando ya no había nadie, aunque nadie se iba a interesar por ella. Las cogió y agradeció al tutor la posibilidad de mejorarlas el lunes siguiente en un examen extraordinario.
Se despidió del consejo por el fin de semana, dejando a Ai hacerse cargo aquel día, necesitaba tiempo para poder estudiar. Por suerte, llegó a casa antes que nadie, antes que sus padres y antes que Ren. Se fue directa a la habitación, dejando sus cosas directamente en el recibidor para echarse a llorar en su cama.
El suspenso era justo lo que le faltaba. No era feliz con su vida, tenía que pasarse los días viendo lo bien que le iba a Ren que ya ni se acordaba de ella, ni se acordaba de esa noche ni de esos dos días que practicamente eran lo único divertido que haría en todo el año y la mejor noche de su vida. Aún tenía sueños en los que recordaba el calor que había sentido, la comodidad, la felicidad pura y dura que la había inundado, de que alguien la... la quisiera...
Ahora todo eso había desaparecido y había suspendido. Lo único que le quedaba eran sus notas y su reputación y hasta en eso había fallado. Todas las lágrimas que había ahorrado esas semanas salían ahora mientras gritaba contra la almohada, totalmente empapada.