21/07/2020, 16:14
(Última modificación: 21/07/2020, 16:15 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
— Y bueno... Es bastante mona y demás; de hecho cuando se comporta de forma tierna...
— Oh, Ren ¿Todavía sigues así? ¿Porqué no le has preguntado ya salir? ¡Si cada vez que la mencionas te flaquean las fuerzas y te ruborizas! — contestó una chica de cabellos marrones.
— ¡N-No es tan sencillo! — respondió visiblemente nerviosa a la chica tras el mostrador y la caja registradora.
— Cómele los morros de una vez, y dejanos en paz — puntualizó un joven, que estaba junto a ellas vestido de forma bastante elegante también, apoyado sobre una escoba.
— ¡TU CALLATE Y EMPIEZA A BARRER!
Tras el puñetazo directo al estómago que lo dejo medio postrado sobre la barra; la otra joven solo soltó una corta risa.
— Oh venga, dejalo ya. Acaba de entrar otra clienta, ocupaté de ella, quieres? — respondió con ternura.
Ren no quiso rechistar más, he hizo caso. Deseaba volver a la semana temática donde podía ir como un chico; además, era en la que más popularidad tenía y cuando más clientela se acercaba. Mirando al exterior, se había sentado una chica rubia, a la que se dirigio pese a no poder ver su rostro, si pudiera, o hubiera estado atenta a quien entraba, jamás lo hubiera hecho.
— Bienvenida señorita — añadió tras una suave reverencia, cruzando sus dos piernas y cogiendo los extremos de su falda para acentuar su respeto. — En que pue...
Prácticamente se quedó paralizada frente a ella cuando reconoció a Hana; mientras con una mano sostenía una pequeña libreta y en la otra un bolígrafo. Aquella dura imagen que tenía labrada podía echarse por tierra en cuestión de segundos; llevaba el pelo completamente suelto y con una pequeña diadema con un lazo rojizo, ni una peluca ni lentillas, un suave maquillaje era lo único que podría "engañarla"; pues el vestido blanco y negro de criada victoriana no le ayudaba.
— Oh, Ren ¿Todavía sigues así? ¿Porqué no le has preguntado ya salir? ¡Si cada vez que la mencionas te flaquean las fuerzas y te ruborizas! — contestó una chica de cabellos marrones.
— ¡N-No es tan sencillo! — respondió visiblemente nerviosa a la chica tras el mostrador y la caja registradora.
— Cómele los morros de una vez, y dejanos en paz — puntualizó un joven, que estaba junto a ellas vestido de forma bastante elegante también, apoyado sobre una escoba.
— ¡TU CALLATE Y EMPIEZA A BARRER!
Tras el puñetazo directo al estómago que lo dejo medio postrado sobre la barra; la otra joven solo soltó una corta risa.
— Oh venga, dejalo ya. Acaba de entrar otra clienta, ocupaté de ella, quieres? — respondió con ternura.
Ren no quiso rechistar más, he hizo caso. Deseaba volver a la semana temática donde podía ir como un chico; además, era en la que más popularidad tenía y cuando más clientela se acercaba. Mirando al exterior, se había sentado una chica rubia, a la que se dirigio pese a no poder ver su rostro, si pudiera, o hubiera estado atenta a quien entraba, jamás lo hubiera hecho.
— Bienvenida señorita — añadió tras una suave reverencia, cruzando sus dos piernas y cogiendo los extremos de su falda para acentuar su respeto. — En que pue...
Prácticamente se quedó paralizada frente a ella cuando reconoció a Hana; mientras con una mano sostenía una pequeña libreta y en la otra un bolígrafo. Aquella dura imagen que tenía labrada podía echarse por tierra en cuestión de segundos; llevaba el pelo completamente suelto y con una pequeña diadema con un lazo rojizo, ni una peluca ni lentillas, un suave maquillaje era lo único que podría "engañarla"; pues el vestido blanco y negro de criada victoriana no le ayudaba.