28/07/2020, 10:29
—¡Y una mierda! — resopló de inmediato ante las palabras de Ren. —Nada de esperar. Se van a poner a buscar ese testamento AHORA MISMO. ¿No lo entienden? Los llamamos aquí para una razón, así que un inconveniente menor no debe ser osbtáculo. Aquí los tres estaríamos de acuerdo en que no deberíamos postergarlo. Igual me quedaré yo aquí mismo esperando al mayordomo si tanta es su supuesta pena por cuidarla — Terminó de acomodarse el lateral del cabello.
Ren frunció el ceño. Su hermana yacía en el suelo debatiéndose entre la vida y la muerte, y el solo seguía pensando en la misión. No, en la misión no, en la herencia, en la suma de dinero que le iba a caer, en las tierras y propiedades que heredaría; desearía haberse equivocado desde un principio pero no. Aquel hombre, pese a haber nacido en la alta cuna, solo era la más baja de las escorias terrenales; peor que desagradables criaturas que reptaban entre la tierra, el barro y el fango.
—¿Por qué me ves así? PARA ESO LOS CONTRATAMOS, PARA OBEDECER — Dio tres palmadas. —Por-
Aquello terminó por sacarla de sus casillas, pero antes de poder siquiera pronunciar una sola palabra, el mayordomo hizo acto de presencia junto al último de los hermanos
—Yo debería preguntarte a ti, por qué te urge tanto quedarte solo con nee-san —
La morena se reprimió, y lanzó una mirada de impotencia a Nao. Quería partirle la cara dentadura a aquel payaso que yacía en el suelo. Suspiró entonces profundamente, girando su cuerpo con suavidad a los dos nuevos participantes que entraron en la sala.
— Menos mal... — volvió a suspirar, esta vez claramente aliviada. — Seguiremos entonces con la misión... Y buscaremos de paso al responsable de semejante barbarie...
Si nada lo impedía, le haría un gesto a Nao para que volvieran a subir las escaleras con dirección a la habitación en la que se habían reencontrado; era la mejor pista que tenían sobre eso, pero ahora prefería discutir otros "detalles" de la misión.
Ren frunció el ceño. Su hermana yacía en el suelo debatiéndose entre la vida y la muerte, y el solo seguía pensando en la misión. No, en la misión no, en la herencia, en la suma de dinero que le iba a caer, en las tierras y propiedades que heredaría; desearía haberse equivocado desde un principio pero no. Aquel hombre, pese a haber nacido en la alta cuna, solo era la más baja de las escorias terrenales; peor que desagradables criaturas que reptaban entre la tierra, el barro y el fango.
—¿Por qué me ves así? PARA ESO LOS CONTRATAMOS, PARA OBEDECER — Dio tres palmadas. —Por-
Aquello terminó por sacarla de sus casillas, pero antes de poder siquiera pronunciar una sola palabra, el mayordomo hizo acto de presencia junto al último de los hermanos
—Yo debería preguntarte a ti, por qué te urge tanto quedarte solo con nee-san —
La morena se reprimió, y lanzó una mirada de impotencia a Nao. Quería partirle la cara dentadura a aquel payaso que yacía en el suelo. Suspiró entonces profundamente, girando su cuerpo con suavidad a los dos nuevos participantes que entraron en la sala.
— Menos mal... — volvió a suspirar, esta vez claramente aliviada. — Seguiremos entonces con la misión... Y buscaremos de paso al responsable de semejante barbarie...
Si nada lo impedía, le haría un gesto a Nao para que volvieran a subir las escaleras con dirección a la habitación en la que se habían reencontrado; era la mejor pista que tenían sobre eso, pero ahora prefería discutir otros "detalles" de la misión.