28/07/2020, 23:36
Era preciosa; era lo único que cruzaba por su mente, mientras se acercaba lentamente, esperando no despertarla. Sus cabellos dorados, sus labios rosados, su tez clara, y sus ojos ámbares. Ya tenía confirmación de que lo que había entre ellas era correspondido por parte de ambas, pero eso significa que toda su vida cambiaría por completo; en casa, en la escuela. Todo. ¿Y frente a sus padres? ¿Qué deberían hacer?
Que ambas fueran chica era el mejor de sus problemas, seguían siendo hermanas. Cuanto más pensaba, más se angustiaba la morena que se arrodillaba frente a su hermana dormida, estaba acariciando la mano de ella con suavidad y si cerraba esta, la cogería de la mano. ¿Qué debía hacer? Además; todo podría llegar a desmoronarse con una facilidad realmente impresionante con tan solo unas pocas palabras.
«¿Que deb-...?» pero Hana se aferró de su mano mientras esta dormía. Y aquel tempestuoso y caótico mar, entró en calma; el cielo se despejó en un solo instante y las olas se mecían con suavidad, como si se dé una dulce caricia se tratasen. Un agua tan cristalina y pura, como Hana. Mientras la tuviera a ella, que más daba lo demás.
— ¡Hana despierta, que luego no pegaras ojo en toda la noche y te dormirás en clase! — protestó golpeándola con suavidad con un cojín.
Seguramente esta se despertaría con aquel mal humor tan curioso que tenía, como un mal perder. Pero Ren no podría evitar reír con suavidad tapándose la boca con una mano, para después, quedarse embobada con la mirada clavada sobre ella.
Que ambas fueran chica era el mejor de sus problemas, seguían siendo hermanas. Cuanto más pensaba, más se angustiaba la morena que se arrodillaba frente a su hermana dormida, estaba acariciando la mano de ella con suavidad y si cerraba esta, la cogería de la mano. ¿Qué debía hacer? Además; todo podría llegar a desmoronarse con una facilidad realmente impresionante con tan solo unas pocas palabras.
«¿Que deb-...?» pero Hana se aferró de su mano mientras esta dormía. Y aquel tempestuoso y caótico mar, entró en calma; el cielo se despejó en un solo instante y las olas se mecían con suavidad, como si se dé una dulce caricia se tratasen. Un agua tan cristalina y pura, como Hana. Mientras la tuviera a ella, que más daba lo demás.
— ¡Hana despierta, que luego no pegaras ojo en toda la noche y te dormirás en clase! — protestó golpeándola con suavidad con un cojín.
Seguramente esta se despertaría con aquel mal humor tan curioso que tenía, como un mal perder. Pero Ren no podría evitar reír con suavidad tapándose la boca con una mano, para después, quedarse embobada con la mirada clavada sobre ella.