29/07/2020, 12:18
Ambas se sentaron dispuestas a recrear la sesión de estudio del día anterior. Al principio, Hana estaba algo espesa, por lo de haber dormido dos horas contadas, pero poco a poco se fue espabilando. Pero su concentración no fue a mejor.
Conforme despertaba se daba cuenta de la proximidad de Ren, de sus miradas, de sus roces al ir a señalarle algo o explicarle problemas. Cada vez estaba más cerca y Hana más roja. No tenía nada preparado, no había podido levantar su muro de profesionalidad, todo su plan para aquel domingo había sido llorar como una magdalena lamentando sus desgracias.
Ahora Ren la había perdonado, o eso creía, y le estaba acariciando el brazo mientras le hablaba de despejar cosas. Hana, nerviosa y sonrojada, prácticamente garabateaba en su cuaderno más que escribir.
— Aquí debes aplicar la fórmula, y después despejar
— S-sí, l-la fo-form-mula, cla-claro. — intentar contestar y que saliese ese churro solo la alteraba más.
Lo intentó un par de veces, pero ya solo al intentar escribir la formula se equivocaba cada vez. No consiguió copiarla bien hasta el tercer intento, bajo la atenta mirada de Ren. Luego pasó a intentar cambiar simbolos por numeros mientras miraba de reojo a su hermanastra y pensaba en lo hermosa que estaba esa mañana, a diferencia de ella, que tenía que parecer un espantapajaros.
Iba despeinada, con la ropa arrugada, ojeras y la mirada de una loca. En cambio Ren era sencilla, destacaba precisamente por su sencillez. Todo le quedaba bien, ir un poco despeinada le sentaba de fabula, vestir dos cosas fuesen las que fuesen, le sentaba como un guante y su pelo... Hana la envidiaba tanto por ese pelo suave y brillante que tenía que la hubiese tirado sobre la cama y... Negó con la cabeza e intentó centrarse.
— R-Ren, ¿n-no faltan datos para este problema?
Le salían demasiadas incognitas para poder solucionarlo.
Conforme despertaba se daba cuenta de la proximidad de Ren, de sus miradas, de sus roces al ir a señalarle algo o explicarle problemas. Cada vez estaba más cerca y Hana más roja. No tenía nada preparado, no había podido levantar su muro de profesionalidad, todo su plan para aquel domingo había sido llorar como una magdalena lamentando sus desgracias.
Ahora Ren la había perdonado, o eso creía, y le estaba acariciando el brazo mientras le hablaba de despejar cosas. Hana, nerviosa y sonrojada, prácticamente garabateaba en su cuaderno más que escribir.
— Aquí debes aplicar la fórmula, y después despejar
— S-sí, l-la fo-form-mula, cla-claro. — intentar contestar y que saliese ese churro solo la alteraba más.
Lo intentó un par de veces, pero ya solo al intentar escribir la formula se equivocaba cada vez. No consiguió copiarla bien hasta el tercer intento, bajo la atenta mirada de Ren. Luego pasó a intentar cambiar simbolos por numeros mientras miraba de reojo a su hermanastra y pensaba en lo hermosa que estaba esa mañana, a diferencia de ella, que tenía que parecer un espantapajaros.
Iba despeinada, con la ropa arrugada, ojeras y la mirada de una loca. En cambio Ren era sencilla, destacaba precisamente por su sencillez. Todo le quedaba bien, ir un poco despeinada le sentaba de fabula, vestir dos cosas fuesen las que fuesen, le sentaba como un guante y su pelo... Hana la envidiaba tanto por ese pelo suave y brillante que tenía que la hubiese tirado sobre la cama y... Negó con la cabeza e intentó centrarse.
— R-Ren, ¿n-no faltan datos para este problema?
Le salían demasiadas incognitas para poder solucionarlo.