1/08/2020, 22:48
Daruu, claramente irritado, saltó hacia atrás y regresó a la caja donde se guardaban el resto de churros.
—¡Te enseñaré la técnica que he estado practicando, Ayame!
Bramó. Ante la atónita y atenta mirada de la kunoichi, Daruu comenzó a sacar todos y cada uno de los churros de la caja. Y, entonces, todos comenzaron a levitar mágicamente en el aire.
—¿Pero cómo...? —balbuceó Ayame, pálida como la cera.
Daruu regresó al agua, se balanceó sobre ella y arrojó las manos hacia ella:
—¡NINPŌ: MUCHOCHURRO NO JUTSU!
Todos los churros la apuntaron peligrosamente y, de un segundo a otro, se abalanzaron contra ella al unísono. Ayame soltó sus dos armas y entrelazó las manos lo más rápido que fue capaz.
«Situaciones desesperadas... Requieren medidas desesperadas.»
Las aguas de la piscina se alzaron súbitamente, y los churros chocaron contra un muro de agua que rodeó a Ayame en el último momento. Al otro lado del muro, Ayame cantaba. Y entonces sucedió algo muy extraño: los mismos churros que había lanzado Daruu contra ella giraron en el aire y se abalanzaron sobre un paralizado Daruu en una marabunta de colores tan esponjosos como letales.
—¡Te enseñaré la técnica que he estado practicando, Ayame!
Bramó. Ante la atónita y atenta mirada de la kunoichi, Daruu comenzó a sacar todos y cada uno de los churros de la caja. Y, entonces, todos comenzaron a levitar mágicamente en el aire.
—¿Pero cómo...? —balbuceó Ayame, pálida como la cera.
Daruu regresó al agua, se balanceó sobre ella y arrojó las manos hacia ella:
—¡NINPŌ: MUCHOCHURRO NO JUTSU!
Todos los churros la apuntaron peligrosamente y, de un segundo a otro, se abalanzaron contra ella al unísono. Ayame soltó sus dos armas y entrelazó las manos lo más rápido que fue capaz.
«Situaciones desesperadas... Requieren medidas desesperadas.»
Las aguas de la piscina se alzaron súbitamente, y los churros chocaron contra un muro de agua que rodeó a Ayame en el último momento. Al otro lado del muro, Ayame cantaba. Y entonces sucedió algo muy extraño: los mismos churros que había lanzado Daruu contra ella giraron en el aire y se abalanzaron sobre un paralizado Daruu en una marabunta de colores tan esponjosos como letales.