2/08/2020, 17:28
—¿Qué quieres, Hana?
Hana no contestó, recuperó su toalla y se sentó a la espalda de Ren, doblando sus piernas alrededor de la cintura de su hermanastra para que no pudiese escaparse. Entonces lanzó la toalla a la cabellera negra de Ren y empezó a secarsela.
— ¡Secarte el pelo, cabeza hueca! ¿Dónde vas con el pelo tan húmedo? Te vas a poner mala otra vez, ya lo pasé suficientemente mal la última vez... — pasó de un frotar fuerte a uno lento y ritmico hasta que finalmente Ren tenía el pelo tan seco como ella misma.
Entonces le soltaría la cintura y se levantaría, con la satisfacción de un trabajo bien hecho.
— Ahora sí, vamos al salón y eliges algo que ver mientras yo te peino. — se autoadjudicó la rubia sonriente. — Te voy a hacer una trenza preciosa, no, dos coletitas, ¿por qué no ambas? ¡Dos trencitas!
Hana no contestó, recuperó su toalla y se sentó a la espalda de Ren, doblando sus piernas alrededor de la cintura de su hermanastra para que no pudiese escaparse. Entonces lanzó la toalla a la cabellera negra de Ren y empezó a secarsela.
— ¡Secarte el pelo, cabeza hueca! ¿Dónde vas con el pelo tan húmedo? Te vas a poner mala otra vez, ya lo pasé suficientemente mal la última vez... — pasó de un frotar fuerte a uno lento y ritmico hasta que finalmente Ren tenía el pelo tan seco como ella misma.
Entonces le soltaría la cintura y se levantaría, con la satisfacción de un trabajo bien hecho.
— Ahora sí, vamos al salón y eliges algo que ver mientras yo te peino. — se autoadjudicó la rubia sonriente. — Te voy a hacer una trenza preciosa, no, dos coletitas, ¿por qué no ambas? ¡Dos trencitas!