10/08/2020, 18:15
(Última modificación: 10/08/2020, 20:48 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
Ranko no respondió enseguida. En su lugar, jugueteaba con pequeños pellizcos de aquel enorme helado de varias bolas que parecía estar hecho para más de una persona.
—El… El verano pasado fui a Yugakure.
«Yugakure... La Villa Oculta entre las Aguas Termales en el País del Rayo.» Repitió Ayame, con un mudo asentimiento. Ella no había estado nunca allí, pero lo cierto era que lo tenía apuntado en su lista de lugares a los que viajar en un futuro. Quizás con Daruu.
—B-bueno, fui con mi hermana, Kuumi. Que-queríamos visitar las aguas termales y-y eso, claro. Y me topé… Ca-casi por accidente con una chica. A-Aburame Mei —explicó, con las mejillas encendidas.
«Oh, ¿una chica?» Ayame no pudo disimular su sorpresa, aunque enseguida se arrepintió. ¿Por qué tenía que sorprenderse de algo así? Era algo completamente normal y natural. De hecho, ella misma sospechaba que Yui-sama y Shanise tenían una relación que iba más allá de la de Arashikage y su Mano Derecha.
—E-era… Encantadora y… y… entendió m-mi… mi condición...
—¿Tu... condición? —repitió Ayame, genuinamente preocupada. ¿Acaso estaba enferma o...?
—Esto. N-no puedo… a veces… pues… hablar bien cuando no conozco a la persona.
«¡Oh! ¡Habla de su timidez!» Ayame suspiró, aliviada.
—Me ayudó a calmarme y concentrarme y… Me entendió. ¡Inclusive combatimos y…! Mei-san era… era fuerte. Sentía… Sentía que podría luchar a su lado. ¡S-sé que suena tonto! N-no sé… Creo… Creo que eso es lo que busco en otra persona… N-no que sea alguien a quien yo proteja, o alguien que me proteja a mí, s-sino alguien que luche conmigo que nos protejamos la una a la otra y… ¡M-me sentía tan rara con ella!
—Te entiendo... —Ayame sonrió con dulzura. Lo que estaba describiendo Ranko, aquella confusión inicial, era precisamente lo que había estado sintiendo Ayame con Daruu cuando comenzaron a salir... o quizás incluso antes.
Pero la de Kusagakure se acababa de dar cuenta de que había alzado la voz demasiado, y se refugió en su helado. Cuando continuó hablando, lo hizo en voz más baja:
—Di-digo… Nunca había sentido eso y… No sabía cómo reaccionar. S-si era real o era solo… un capricho. De ambas. Fuimos a las termas y… ¡Oh, cielos! —El rostro de la muchacha parecía estar a punto de estallar, como una olla a presión, y ni siquiera el helado parecía servir para enfriarla—. B-b-bueno… A-a las t-termas y… P-pues… P-pues… B-b-bueno… Kuumi creía que y-yo estaba e-en un Genjutsu je j-je… Porque… Ahm... M-mei-san era muy hermosa.
—¡Jajaja! Ay... p... perdón —Ayame no había podido contener la carcajada por más tiempo. Apurada, se limpió las lágrimas de los ojos—. Es que me ha hecho demasiada gracia lo del Genjutsu. ¡Qué bueno! —Ayame la señaló entonces con la cuchara, algo más seria—. No, pero en serio. Cuidado con esas cosas, una vez conocí a una mujer que utilizaba las ilusiones para seducir a otros... Pero no, no era ninguna Mei —La alivió, con una nueva risotada.
Pero Ranko se había quedado muda, con los ojos cerrados y el rostro tapado con la mano. Ayame no podía entrar en su mente como lo podría hacer su padre, pero supuso que quizás se sentía profundamente avergonzada de aquella noche. Si llegaron hasta el nivel que sospechaba, y había sido su primera vez... Era una reacción de lo más comprensible.
—P-pasamos una noche hermosa, p-pero… A… A la mañana siguiente ya no estaba —Un deje de tristeza se asomó en su voz, y la sonrisa se borró de los labios de Ayame inmediatamente, previendo lo que vendría a continuación—. M-me dejó una nota, me dijo que… que me esperaría en Yukio unos meses después, e-en cierta fecha. P-pero fui, esperanzada y… No estaba. Y esperé. U-un par de días. Y un poco más y… Y pues… —Ranko se encogió de hombros. Sonreía, pero era una sonrisa cargada de la más absoluta tristeza. Y su voz se quebró con las siguientes palabras—. Mei-san no apareció —Ranko suspiró pesadamente—. N-no sé si… Si le pasó algo… O si hice algo mal o… O si Mei-san… Si e-en realidad nunca tuvo intención de reencontrarse conmigo…
Ranko fue a echar mano de la cuchara para seguir devorando su helado, quizás para ahogar sus penas en él, pero Ayame estiró el brazo y se tomó la libertad de tomarla de la mano.
—Tú no has hecho nada malo —le aseguró, mirándola con fijeza y toda la seriedad que pudo reunir—. No te culpes de nada, porque no has hecho nada malo. Mira... no conozco a esa Mei, la verdad. Pero creo que aunque desapareció, si se tomó la molestia de dejarte una nota para concertar una cita en otro sitio es que de verdad quería verte. Pero... es posible que le pasara algo. ¿No sabes de dónde es? ¿No tienes ningún método de contactar con ella?
—El… El verano pasado fui a Yugakure.
«Yugakure... La Villa Oculta entre las Aguas Termales en el País del Rayo.» Repitió Ayame, con un mudo asentimiento. Ella no había estado nunca allí, pero lo cierto era que lo tenía apuntado en su lista de lugares a los que viajar en un futuro. Quizás con Daruu.
—B-bueno, fui con mi hermana, Kuumi. Que-queríamos visitar las aguas termales y-y eso, claro. Y me topé… Ca-casi por accidente con una chica. A-Aburame Mei —explicó, con las mejillas encendidas.
«Oh, ¿una chica?» Ayame no pudo disimular su sorpresa, aunque enseguida se arrepintió. ¿Por qué tenía que sorprenderse de algo así? Era algo completamente normal y natural. De hecho, ella misma sospechaba que Yui-sama y Shanise tenían una relación que iba más allá de la de Arashikage y su Mano Derecha.
—E-era… Encantadora y… y… entendió m-mi… mi condición...
—¿Tu... condición? —repitió Ayame, genuinamente preocupada. ¿Acaso estaba enferma o...?
—Esto. N-no puedo… a veces… pues… hablar bien cuando no conozco a la persona.
«¡Oh! ¡Habla de su timidez!» Ayame suspiró, aliviada.
—Me ayudó a calmarme y concentrarme y… Me entendió. ¡Inclusive combatimos y…! Mei-san era… era fuerte. Sentía… Sentía que podría luchar a su lado. ¡S-sé que suena tonto! N-no sé… Creo… Creo que eso es lo que busco en otra persona… N-no que sea alguien a quien yo proteja, o alguien que me proteja a mí, s-sino alguien que luche conmigo que nos protejamos la una a la otra y… ¡M-me sentía tan rara con ella!
—Te entiendo... —Ayame sonrió con dulzura. Lo que estaba describiendo Ranko, aquella confusión inicial, era precisamente lo que había estado sintiendo Ayame con Daruu cuando comenzaron a salir... o quizás incluso antes.
Pero la de Kusagakure se acababa de dar cuenta de que había alzado la voz demasiado, y se refugió en su helado. Cuando continuó hablando, lo hizo en voz más baja:
—Di-digo… Nunca había sentido eso y… No sabía cómo reaccionar. S-si era real o era solo… un capricho. De ambas. Fuimos a las termas y… ¡Oh, cielos! —El rostro de la muchacha parecía estar a punto de estallar, como una olla a presión, y ni siquiera el helado parecía servir para enfriarla—. B-b-bueno… A-a las t-termas y… P-pues… P-pues… B-b-bueno… Kuumi creía que y-yo estaba e-en un Genjutsu je j-je… Porque… Ahm... M-mei-san era muy hermosa.
—¡Jajaja! Ay... p... perdón —Ayame no había podido contener la carcajada por más tiempo. Apurada, se limpió las lágrimas de los ojos—. Es que me ha hecho demasiada gracia lo del Genjutsu. ¡Qué bueno! —Ayame la señaló entonces con la cuchara, algo más seria—. No, pero en serio. Cuidado con esas cosas, una vez conocí a una mujer que utilizaba las ilusiones para seducir a otros... Pero no, no era ninguna Mei —La alivió, con una nueva risotada.
Pero Ranko se había quedado muda, con los ojos cerrados y el rostro tapado con la mano. Ayame no podía entrar en su mente como lo podría hacer su padre, pero supuso que quizás se sentía profundamente avergonzada de aquella noche. Si llegaron hasta el nivel que sospechaba, y había sido su primera vez... Era una reacción de lo más comprensible.
—P-pasamos una noche hermosa, p-pero… A… A la mañana siguiente ya no estaba —Un deje de tristeza se asomó en su voz, y la sonrisa se borró de los labios de Ayame inmediatamente, previendo lo que vendría a continuación—. M-me dejó una nota, me dijo que… que me esperaría en Yukio unos meses después, e-en cierta fecha. P-pero fui, esperanzada y… No estaba. Y esperé. U-un par de días. Y un poco más y… Y pues… —Ranko se encogió de hombros. Sonreía, pero era una sonrisa cargada de la más absoluta tristeza. Y su voz se quebró con las siguientes palabras—. Mei-san no apareció —Ranko suspiró pesadamente—. N-no sé si… Si le pasó algo… O si hice algo mal o… O si Mei-san… Si e-en realidad nunca tuvo intención de reencontrarse conmigo…
Ranko fue a echar mano de la cuchara para seguir devorando su helado, quizás para ahogar sus penas en él, pero Ayame estiró el brazo y se tomó la libertad de tomarla de la mano.
—Tú no has hecho nada malo —le aseguró, mirándola con fijeza y toda la seriedad que pudo reunir—. No te culpes de nada, porque no has hecho nada malo. Mira... no conozco a esa Mei, la verdad. Pero creo que aunque desapareció, si se tomó la molestia de dejarte una nota para concertar una cita en otro sitio es que de verdad quería verte. Pero... es posible que le pasara algo. ¿No sabes de dónde es? ¿No tienes ningún método de contactar con ella?