11/08/2020, 18:46
Se encogió por un momento de hombros, realmente tenía razón, podía pescar un resfriado con total facilidad si seguía así. Por lo que no se opuso, pero el momento en el que las piernas de Hana le hicieron una pinza, no pudo evitar bajar la mirada de golpe, aunque no inclino la cabeza. Hacía mucho tiempo que nadie la acariciaba el pelo, y conforme sentía las caricias en sus cabellos y su cabeza, le gustaba más y más.
— Ahora sí, vamos al salón y eliges algo que ver mientras yo te peino.Te voy a hacer una trenza preciosa, no, dos coletitas, ¿por qué no ambas? ¡Dos trencitas!
Quiso oponerse en rotundo, quiso decirle que no. Pero aquella sonrisa la transportaba a un campo de flores igual de mágicas que ella; asintió tímidamente, y la seguiría dejando hacer con ella lo que quisiera.
— Ahora sí, vamos al salón y eliges algo que ver mientras yo te peino.Te voy a hacer una trenza preciosa, no, dos coletitas, ¿por qué no ambas? ¡Dos trencitas!
Quiso oponerse en rotundo, quiso decirle que no. Pero aquella sonrisa la transportaba a un campo de flores igual de mágicas que ella; asintió tímidamente, y la seguiría dejando hacer con ella lo que quisiera.