14/08/2020, 17:00
Aquello fue una batalla más que perdida; aunque consiguiera arrebatarle el teléfono, no conocía su contraseña así que no podía hacer absolutamente nada. En algún momento mientras intentaba cazarla, moviéndose de un lado a otro para que luego esta acabara tirándose al sofá, sus coletas se deshicieron. Se sentó al otro lado del sofá, mientras apoyaba su cabeza en una de las manos que estaba a su vez apoyada en un reposabrazos, y dejó pasar aquello; ni siquiera se molestaría cuando sus piernas estuvieran por encima de las suyas.
—Maldita sea dame un respiro... — dejó escapar el aire, mirando al techo, estirando sus piernas y dejando caer sus brazos sin fuerzas; correr y zigzaguear no la habría agotado ni por asomo, pero mentalmente estaba derrotada.
—Maldita sea dame un respiro... — dejó escapar el aire, mirando al techo, estirando sus piernas y dejando caer sus brazos sin fuerzas; correr y zigzaguear no la habría agotado ni por asomo, pero mentalmente estaba derrotada.