15/08/2020, 22:38
En una inesperada vendetta los churros de colores giraron de forma antinatural en el aire y se abalanzaron sobre el Hyūga. Los golpes se sucedieron, uno tras otro, en un confuso remolino de colores que duró varios tortuosos segundos más... Antes de que todos ellos se desvanecieran como si no hubiesen sido más que un mal sueño.
En realidad, los churros seguían flotando, inertes e inofensivos, a la deriva, alrededor de Ayame. La muchacha sonreía abiertamente.
Pero Daruu no estaba tan contento. Se había cruzado de brazos, y apartó la mirada con un claro gesto malhumorado.
—Creo que vamos a dejarlo por hoy —bufó—. Pero que sepas que eso último que has hecho no cuenta como churrogolpe. Era una ilusión.
Ayame se rió en voz alta.
—Sí, sí, lo que tú digas —dijo, saliendo del agua detrás de él. Y cuando Daruu se tumbó de mala gana sobre una hamaca junto a Kokuō, se inclinó sobre él, con sus largos cabellos empapados chorreando agua fría sobre su torso—. A ti lo que te pasa es que te ha picado que te haya ganado en la pelea de churros. No-sa-bes-per-der —canturreó, con los brazos como jarras—. Pero esta es mi venganza personal por hacerme la zancadilla en el torneo!
—Humanos... —suspiró Kokuō, agotada.
En realidad, los churros seguían flotando, inertes e inofensivos, a la deriva, alrededor de Ayame. La muchacha sonreía abiertamente.
Pero Daruu no estaba tan contento. Se había cruzado de brazos, y apartó la mirada con un claro gesto malhumorado.
—Creo que vamos a dejarlo por hoy —bufó—. Pero que sepas que eso último que has hecho no cuenta como churrogolpe. Era una ilusión.
Ayame se rió en voz alta.
—Sí, sí, lo que tú digas —dijo, saliendo del agua detrás de él. Y cuando Daruu se tumbó de mala gana sobre una hamaca junto a Kokuō, se inclinó sobre él, con sus largos cabellos empapados chorreando agua fría sobre su torso—. A ti lo que te pasa es que te ha picado que te haya ganado en la pelea de churros. No-sa-bes-per-der —canturreó, con los brazos como jarras—. Pero esta es mi venganza personal por hacerme la zancadilla en el torneo!
—Humanos... —suspiró Kokuō, agotada.