16/08/2020, 21:36
— No no; para nada. El desayuno estaba delicioso — intentó disipar la preocupación de la joven dependienta con una media sonrisa, algo nerviosa y agitanado una mano. Le hubiera encantado decir lo mismo de la cena, pero sería una mentira más grande que las grietas del techo de aquella posada. — Verás, estoy en mitad de una misión, y me preguntaba si me podrías ayudar.
Se acercó hasta ella con un pergamino entre las manos, que no dudo en extender sobre el mostrador, señalando los sitios que era capaz de reconocer y adonde debía ir.
— Necesito ir hasta aquí, pero la verdad es que no soy capaz de encontrar el lugar; ayer intenté forzar encontrarlo pero no me sirvió para nada, por suerte acabé aquí. Que fue un alivio mucho mayor — añadió con una sonrisa sincera y un muy suave rubor.
Se acercó hasta ella con un pergamino entre las manos, que no dudo en extender sobre el mostrador, señalando los sitios que era capaz de reconocer y adonde debía ir.
— Necesito ir hasta aquí, pero la verdad es que no soy capaz de encontrar el lugar; ayer intenté forzar encontrarlo pero no me sirvió para nada, por suerte acabé aquí. Que fue un alivio mucho mayor — añadió con una sonrisa sincera y un muy suave rubor.