20/08/2020, 19:17
Daruu volvió a tumbarse con una sonrisilla muy cabrona. Estaba a medio camino de estirarse cuando Ayame tiró de su hamaca. Cayó al suelo con un alarido.
—¡Eh, gilipollas! —Se levantó y se sacudió el polvo del costado y de las piernas—. ¡El combate ha terminado, te guste o no! ¡Y nunca me hiciste creer que eran falsos, sólo que no puedo romperlos! ¡Y eso me molesta! —Desahogándose por algo que técnicamente no tenía que ver, el Hyūga se dio la vuelta y se tiró a la piscina para nadar, procurando salpicar lo máximo posible.
—¡Eh, gilipollas! —Se levantó y se sacudió el polvo del costado y de las piernas—. ¡El combate ha terminado, te guste o no! ¡Y nunca me hiciste creer que eran falsos, sólo que no puedo romperlos! ¡Y eso me molesta! —Desahogándose por algo que técnicamente no tenía que ver, el Hyūga se dio la vuelta y se tiró a la piscina para nadar, procurando salpicar lo máximo posible.