23/08/2020, 13:13
«Oh, ho...»
Akame trató de disimular la inquietud que empezó a invadirle cuando fue aparente que el carisma puro de su compañero Kaido no iba a ser suficiente para persuadir a los guardias de la entrada. De momento parecían confusos, probablemente aterrados entre la posibilidad de provocar la ira de su señor o la de aquel noble altivo y arrogante. El Uchiha se imaginó que en las cabezas de aquellos dos había una balanza que trataba de calcular qué agravio sería más dañino para su salud.
Sin embargo, ¿qué podía hacer él? Tratar de intervenir sería arriesgado, pues si en algún momento aquellas guardias advertían de su desesperación, o miedo, sería como quitarse la careta a la vista de todos. Al fin y al cabo, ¿por qué dos acaudalados señores de la nobleza iban a ponerse nerviosos frente a dos simples soldados feudales? Así que, por el momento, se limitó a poner la mejor de sus caras de asco y a mirar a las guaridas con cuanto desprecio fue capaz. ¿¡Cómo se atrevían a insultarles de aquel modo!?
Akame trató de disimular la inquietud que empezó a invadirle cuando fue aparente que el carisma puro de su compañero Kaido no iba a ser suficiente para persuadir a los guardias de la entrada. De momento parecían confusos, probablemente aterrados entre la posibilidad de provocar la ira de su señor o la de aquel noble altivo y arrogante. El Uchiha se imaginó que en las cabezas de aquellos dos había una balanza que trataba de calcular qué agravio sería más dañino para su salud.
Sin embargo, ¿qué podía hacer él? Tratar de intervenir sería arriesgado, pues si en algún momento aquellas guardias advertían de su desesperación, o miedo, sería como quitarse la careta a la vista de todos. Al fin y al cabo, ¿por qué dos acaudalados señores de la nobleza iban a ponerse nerviosos frente a dos simples soldados feudales? Así que, por el momento, se limitó a poner la mejor de sus caras de asco y a mirar a las guaridas con cuanto desprecio fue capaz. ¿¡Cómo se atrevían a insultarles de aquel modo!?