31/08/2020, 02:03
Y, sinceramente, Kaido no esperaba otra cosa más que indiferencia ante la revelación de que ellos eran parte de Dragón Rojo. Primero, porque había sido una petición explícita suya que, para probar su valía, tuvieran que infiltrarse sin ser descubiertos. Segundo, que la alerta del Distrito Bajo ya podía haber dado el aviso de que algo gordo estaba pasando. Teniendo en cuenta que Umigarasu no es de los que suele tener demasiados cabos sueltos dando vuelta por ahí, pues Sekiryū era la única variable en toda la ecuación.
Kaido, sabiéndose a "salvo", deshizo súbitamente su transformación. El puf reveló entonces lo menos esperados, quizás, de aquél encuentro. Su verdadera apariencia. Alto, fornido. Azul. Muy azul. La piel, el cabello. Un cabello largo que parecían olas de mar, y que acababa en la cintura. Dientes filosos, una sonrisa socarrona y, claro, su distintiva vestimenta. Aunque ahora llevaba la nueva adición al vestuario: el haori negro con los grabados de olas.
—El Gran Dragón nos ha confiado el porvenir de este encuentro. Envía su saludo y espera que las negociaciones puedan llegar a buen puerto.
Aunque eso dependía mucho de qué tan hábil fuera Money para negociar. Ansiaba poder verle en acción.
Kaido, sabiéndose a "salvo", deshizo súbitamente su transformación. El puf reveló entonces lo menos esperados, quizás, de aquél encuentro. Su verdadera apariencia. Alto, fornido. Azul. Muy azul. La piel, el cabello. Un cabello largo que parecían olas de mar, y que acababa en la cintura. Dientes filosos, una sonrisa socarrona y, claro, su distintiva vestimenta. Aunque ahora llevaba la nueva adición al vestuario: el haori negro con los grabados de olas.
—El Gran Dragón nos ha confiado el porvenir de este encuentro. Envía su saludo y espera que las negociaciones puedan llegar a buen puerto.
Aunque eso dependía mucho de qué tan hábil fuera Money para negociar. Ansiaba poder verle en acción.