1/09/2020, 23:37
(Última modificación: 1/09/2020, 23:38 por Aotsuki Ayame.)
Pillada con las manos en la masa, Chiiro agachó la cabeza y negó con la cabeza bruscamente.
—N... no, y-yo... —balbuceaba, pero era inútil.
Incluso en aquel estado de aletargamiento, Kōri era capaz de ver a través de ella, como había sido capaz de ver a través de Ayame todos aquellos años. Y no le hacía ninguna falta una habilidad como la de su padre para hacerlo.
—¡Ah! ¿U-una excusa? ¡No! ¡Es que...! —Chiiro se agarró el brazo, angustiada—. Es solo que... aún recuerdo aquella pelea en el bar, y me preocupa que pueda volver a pasar. Y me da miedo ese señor azul. Sólo... ¿quién es?
«Me pregunto cuál de esas dos preocupaciones pesa más.» Se preguntó El Hielo, apoyando la cabeza de nuevo en la ventana.
—No volverán a pelearse —Afirmó, y su tono de voz sonaba algo amordecida. Kōri cerró los ojos momentáneamente para descansar un poco—. Al menos, no hoy. Padre y Kiroe siempre han estado igual, picándose continuamente; pero, aunque a veces se les vaya de las manos, ambos conocen sus propios límites. Y son conscientes de las circunstancias.
»Sobre ese... "señor azul"... Su nombre Umikiba Kaido. Y fue un antiguo amigo de Daruu y mi hermana. Hasta que se exilió.
—Sí, y otros Hōzuki, también —Umikiba Kaido respondía a las palabras de Daruu—. Pero bueno, me alegra que todo haya salido bien. Y que esas cabronas hayan recibido su merecido, claro. Pff —resopló, volviendo la cabeza hacia la ventana—. Se siente como si hubiéramos vivido en mundos totalmente distintos.
«Ni que lo digas.» Completó Zetsuo para sus adentros, entrecerrando los ojos. «Mientras nosotros seguíamos bajo la tormenta, tú te dejaste arrastrar hasta la más profunda de las alcantarillas.»
—Me he perdido de tanto —continuaba hablando El Tiburón—. Ahora sois amigos de Datsue. ¡De Datsue! Y está la Alianza. ¿De dónde coño ha salido, eh? si no empezamos una guerra con Uzushiogakure fue por los pelos. Bijūs revelándose y tratando de conquistar el mundo. ¿Qué más, a ver?
—Es curioso que menciones a Datsue —agregó Daruu, con una risilla floja—. Lo cierto es que... tuvimos una discusión bastante fuerte en relación a lo que pasó en el examen de chūnin. Luchamos y... bueno. Le maté.
—¡¿Qué hiciste QUÉ?! —bramó Zetsuo, abandonando su postura relajada.
Y no fue el único. La madre del chico reaccionó de forma similar... aunque más rígida, por culpa de todas aquellas escayolas.
—Se me fue la mano —se excusó, muy serio.
—Se me fue la mano, dice —El médico se estampó la mano contra la frente—. ¡Se me fue la puta mano, dice! ¡Vamos no me jodas!
—Lo llevé a nuestra cabaña en Yachi e intenté reanimarle. Lo último que quería era que estallase una gue...
—¡Pues no lo intentaste lo suficiente, joder! ¿Entonces quién...?
—¡Pero cómo lo vas a matar, y entonces quién...!
Los dos adultos interrumpían a Daruu y hablaban al unísono, perfectamente descordinados. Hasta el punto de que era casi imposible entenderlos.
—¡Déjame explicarlo! ¡El cabrón tenía una técnica de sellado para resucitar!
«¿Una técnica para... resucitar? ¿Es eso siquiera posible?» Los ojos de Zetsuo se habían quedado abiertos de par en par. Pero fue aún peor cuando Daruu cruzó los ojos con él y se zambulló en ellos. Se quedó lívido.
—¡No me miréis así! ¡Que es verdad!
Daruu y Kaido siguieron enzarzados en su propia batalla dialéctica, pero la mente de Zetsuo estaba muy lejos de allí en aquellos momentos. ¿Una técnica de Fūinjutsu para resucitar? ¿Cómo era posible? Amedama afirmaba que Datsue había conseguido librarse por ella, pero... ¿De verdad era posible una proeza así? ¿Resucitar a los muertos? ¿Y si...?
Las manos de Zetsuo, entrelazadas en su regazo, se apretaron aún más en su agarre.
«No. Deja de perseguir lo imposible, viejo gilipollas.»
—N... no, y-yo... —balbuceaba, pero era inútil.
Incluso en aquel estado de aletargamiento, Kōri era capaz de ver a través de ella, como había sido capaz de ver a través de Ayame todos aquellos años. Y no le hacía ninguna falta una habilidad como la de su padre para hacerlo.
—¡Ah! ¿U-una excusa? ¡No! ¡Es que...! —Chiiro se agarró el brazo, angustiada—. Es solo que... aún recuerdo aquella pelea en el bar, y me preocupa que pueda volver a pasar. Y me da miedo ese señor azul. Sólo... ¿quién es?
«Me pregunto cuál de esas dos preocupaciones pesa más.» Se preguntó El Hielo, apoyando la cabeza de nuevo en la ventana.
—No volverán a pelearse —Afirmó, y su tono de voz sonaba algo amordecida. Kōri cerró los ojos momentáneamente para descansar un poco—. Al menos, no hoy. Padre y Kiroe siempre han estado igual, picándose continuamente; pero, aunque a veces se les vaya de las manos, ambos conocen sus propios límites. Y son conscientes de las circunstancias.
»Sobre ese... "señor azul"... Su nombre Umikiba Kaido. Y fue un antiguo amigo de Daruu y mi hermana. Hasta que se exilió.
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—Sí, y otros Hōzuki, también —Umikiba Kaido respondía a las palabras de Daruu—. Pero bueno, me alegra que todo haya salido bien. Y que esas cabronas hayan recibido su merecido, claro. Pff —resopló, volviendo la cabeza hacia la ventana—. Se siente como si hubiéramos vivido en mundos totalmente distintos.
«Ni que lo digas.» Completó Zetsuo para sus adentros, entrecerrando los ojos. «Mientras nosotros seguíamos bajo la tormenta, tú te dejaste arrastrar hasta la más profunda de las alcantarillas.»
—Me he perdido de tanto —continuaba hablando El Tiburón—. Ahora sois amigos de Datsue. ¡De Datsue! Y está la Alianza. ¿De dónde coño ha salido, eh? si no empezamos una guerra con Uzushiogakure fue por los pelos. Bijūs revelándose y tratando de conquistar el mundo. ¿Qué más, a ver?
—Es curioso que menciones a Datsue —agregó Daruu, con una risilla floja—. Lo cierto es que... tuvimos una discusión bastante fuerte en relación a lo que pasó en el examen de chūnin. Luchamos y... bueno. Le maté.
—¡¿Qué hiciste QUÉ?! —bramó Zetsuo, abandonando su postura relajada.
Y no fue el único. La madre del chico reaccionó de forma similar... aunque más rígida, por culpa de todas aquellas escayolas.
—Se me fue la mano —se excusó, muy serio.
—Se me fue la mano, dice —El médico se estampó la mano contra la frente—. ¡Se me fue la puta mano, dice! ¡Vamos no me jodas!
—Lo llevé a nuestra cabaña en Yachi e intenté reanimarle. Lo último que quería era que estallase una gue...
—¡Pues no lo intentaste lo suficiente, joder! ¿Entonces quién...?
—¡Pero cómo lo vas a matar, y entonces quién...!
Los dos adultos interrumpían a Daruu y hablaban al unísono, perfectamente descordinados. Hasta el punto de que era casi imposible entenderlos.
—¡Déjame explicarlo! ¡El cabrón tenía una técnica de sellado para resucitar!
«¿Una técnica para... resucitar? ¿Es eso siquiera posible?» Los ojos de Zetsuo se habían quedado abiertos de par en par. Pero fue aún peor cuando Daruu cruzó los ojos con él y se zambulló en ellos. Se quedó lívido.
—¡No me miréis así! ¡Que es verdad!
Daruu y Kaido siguieron enzarzados en su propia batalla dialéctica, pero la mente de Zetsuo estaba muy lejos de allí en aquellos momentos. ¿Una técnica de Fūinjutsu para resucitar? ¿Cómo era posible? Amedama afirmaba que Datsue había conseguido librarse por ella, pero... ¿De verdad era posible una proeza así? ¿Resucitar a los muertos? ¿Y si...?
Las manos de Zetsuo, entrelazadas en su regazo, se apretaron aún más en su agarre.
«No. Deja de perseguir lo imposible, viejo gilipollas.»