3/09/2020, 23:02
(Última modificación: 3/09/2020, 23:03 por Aotsuki Ayame.)
—No sé los detalles —Kaido respondió a la pregunta de Daruu—. De hecho, Akame fue bastante escueto cuando decidió contárnoslo, así como lo es con todo, en realidad. No veas lo que le costó soltarme lo que le había pasado en Uzu, o que él y Datsue eran los Jinchuriki de una de esas bestias, el Ichibi. Pero en fin, que alguien lo contactó y lo llevó hasta ese tal Kurama de los cojones. Ahí el bicho éste le reveló que había sido él quien envió a uno de sus mercenarios a matarlo, y bueno, Akame hizo el dos más dos que ya se venía intuyendo de todas formas. No dijo más nada. Ni sé cómo acabó la reunión, o de qué hablaron, pero sinceramente dudo que ese bicharraco le hubiese puesto el ojo Akame solo para dejarlo ir como si nada. Así que algo esconde. Y en cierta forma me preocupa, por eso quería hablar con Datsue. Porque ahora mismo Dragón Rojo está muy mermado. Muchos de los miembros han muerto por lo que sucedió en Kasukami... y joder, Akame no es un sentimentalista. Cuando Sekiryū deje de servirle, si alguna vez acabamos con Ryū y Zaide, mucho me temo que decida aliarse con Kurama. ¿Porque: qué otra opción tendría?
—¡La opción de morirse y dejarnos a todos tranquilos de una puta vez! —bramó Daruu, dándose un golpetazo en el muslo.
—¡Daruu! —le reprendió su madre.
Pero él negó con la cabeza.
—Pero es verdad! —protestó—. Por cómo habla Kaido, no parece que a él le afecte ningún tipo de sello comecabezas. Ya lo dejó caer allá arriba, con Datsue. Y se reunió con Kurama. Por lo que respecta, podría haberle eliminado los efectos del sello él mismo. Ya visteis lo que hizo con Ayame.
—¿Es posible resistirse a ese sello? —Cuestionó Zetsuo, que había estado escuchando la intervención de sendos muchachos con los ojos entrecerrados. En ese momento, se llevó una mano al mentón, pensativo—. Un sello que doblega la voluntad del portador... Es probable que mezcle algo de Genjutsu también —Meditó. Como buen conocedor de las artes ilusorias y de sellado, Zetsuo podía llegar a hacerse una idea superficial de cómo podía funcionar una técnica similar—. Si ese es el caso, si es la parte ilusoria la que falla... Es probable que sí sea así.
»También puede darse el caso de que Kurama deshiciera aquel sello de alguna manera, no podemos saberlo —añadió—. Pero hay algo que no me encaja en toda esta historia —Zetsuo bajó la mano, y clavó la mirada de nuevo en Kaido—. Si es verdad que, por una cosa u otra, el sello no está afectando a Akame como te estaba afectando a ti, ¿qué razones tiene ese puto Uchiha para traicionar así a los suyos? ¿Para ir en contra de ellos hasta el punto de prácticamente arrancarle medio brazo a su propio Uzukage? Tú mismo lo has dicho: Kurama ya le confesó que había sido él quien le había mandado uno de esos putos Generales para asesinarlo. Por lo que la opción del resquemor hacia su aldea queda completamente descartada. Al final, Amedama, vas a tener razón: ese Uchiha no es más que una rata traicionera.
—Ahora que lo pienso... ¿tampoco sabes lo de Ayame? —agregó Daruu entonces—. ¿Qué sabes exactamente de Kurama? Porque oh, amigo. Oh. Si no sabes nada más que lo que te contó Akame, me temo que te has perdido al mayor enemigo que la Alianza tiene en estos momentos. Mayor que Dragón Rojo.
—¿Se... exilió? —murmuró Chiiro. La chiquilla apartó la mirada de Kōri y se agarró el pantalón con ambas manos, afligida—. ¿Ese chico es como los que mataron a mis padres en el bosque...? ¿Por qué está ahí sentado tranquilamente con los demás...?
Pero lo único que recibió fue un ronco y profundo ronquido.
Kōri se había quedado dormido.
—¡La opción de morirse y dejarnos a todos tranquilos de una puta vez! —bramó Daruu, dándose un golpetazo en el muslo.
—¡Daruu! —le reprendió su madre.
Pero él negó con la cabeza.
—Pero es verdad! —protestó—. Por cómo habla Kaido, no parece que a él le afecte ningún tipo de sello comecabezas. Ya lo dejó caer allá arriba, con Datsue. Y se reunió con Kurama. Por lo que respecta, podría haberle eliminado los efectos del sello él mismo. Ya visteis lo que hizo con Ayame.
—¿Es posible resistirse a ese sello? —Cuestionó Zetsuo, que había estado escuchando la intervención de sendos muchachos con los ojos entrecerrados. En ese momento, se llevó una mano al mentón, pensativo—. Un sello que doblega la voluntad del portador... Es probable que mezcle algo de Genjutsu también —Meditó. Como buen conocedor de las artes ilusorias y de sellado, Zetsuo podía llegar a hacerse una idea superficial de cómo podía funcionar una técnica similar—. Si ese es el caso, si es la parte ilusoria la que falla... Es probable que sí sea así.
»También puede darse el caso de que Kurama deshiciera aquel sello de alguna manera, no podemos saberlo —añadió—. Pero hay algo que no me encaja en toda esta historia —Zetsuo bajó la mano, y clavó la mirada de nuevo en Kaido—. Si es verdad que, por una cosa u otra, el sello no está afectando a Akame como te estaba afectando a ti, ¿qué razones tiene ese puto Uchiha para traicionar así a los suyos? ¿Para ir en contra de ellos hasta el punto de prácticamente arrancarle medio brazo a su propio Uzukage? Tú mismo lo has dicho: Kurama ya le confesó que había sido él quien le había mandado uno de esos putos Generales para asesinarlo. Por lo que la opción del resquemor hacia su aldea queda completamente descartada. Al final, Amedama, vas a tener razón: ese Uchiha no es más que una rata traicionera.
—Ahora que lo pienso... ¿tampoco sabes lo de Ayame? —agregó Daruu entonces—. ¿Qué sabes exactamente de Kurama? Porque oh, amigo. Oh. Si no sabes nada más que lo que te contó Akame, me temo que te has perdido al mayor enemigo que la Alianza tiene en estos momentos. Mayor que Dragón Rojo.
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—¿Se... exilió? —murmuró Chiiro. La chiquilla apartó la mirada de Kōri y se agarró el pantalón con ambas manos, afligida—. ¿Ese chico es como los que mataron a mis padres en el bosque...? ¿Por qué está ahí sentado tranquilamente con los demás...?
Pero lo único que recibió fue un ronco y profundo ronquido.
Kōri se había quedado dormido.