10/09/2020, 20:31
—Rikūdo, bijūs pensantes... Un jinchūriki matakages. ¿Quién era el guardián de la Hierba? no me digais que es Yota... —cuestionó Kaido.
—Eikyū Juro, un muchacho enclenque por el que no habría apostado nada, la verdad —respondió Daruu, serio—. Una vez tuve un encuentro con él y honestamente tuve miedo de que le capturase un General ahí también. Ahora que lo pienso, a lo mejor es que estaba con ellos.
—Nunca subestimes a nadie, Amedama —le aleccionó Zetsuo, mirándole de reojo—. A nadie. Sea un chiquillo o un enclenque, si bajas la guardia sólo conseguirás que te sorprendan de cualquier manera.
Pero Kaido estaba deseo de continuar con la historia, y no tardó en intervenir para invitar a Daruu a que siguiera hablando:
—Y claro, si, suéltamelo así, Daruu, sin vaselina. Eh tío que matamos a uno de esos Generales, somos guay. ¡Pero cómo fue, coño! ¡cómo!
—Tengo una técnica parecida a la que Akame usó para infiltrarse en el estadio —contó Daruu, a modo de introducción—. Pero yo necesito poner una marca. Se la enseñé a Ayame.
—Omites que yo te la enseñé a ti —intervino Kiroe, y Zetsuo resopló al verla inflar el pecho como un pavo real.
—Sí, sí. El caso es que Datsue tiene otra que nos permite comunicarnos cuando hay una emergencia. Nos la puso cuando hicimos las paces, por si aparecía un General. Acertó. Nosotros le habíamos dado una de estas marcas, así que nos presentamos en aquella playa... Por lo visto, había ido allí con Hanabi para pelear con él. Para probarle. Tiene todas las papeletas para ser el nuevo Uzukage.
—Joder, Amedama —le interrumpió Zetsuo, con el ceño fruncido—. ¿Crees que es prudente hablar con tanto detalle sobre vuestras habilidades? —le reprendió. Y continuó, directo y sincero como una saeta directo al verdadero núcleo—. Sé que eres tan ingenuo como para confiar al cien por cien en tu compañero aunque hace un par de días estábamos luchando por salvar nuestras vidas, ¡pero sigue siendo una maldita insensatez! ¿Qué te asegura que Umikiba Kaido sigue en contacto con Dragón Rojo y está actuando como un doble agente? ¿Estás dispuesto a cargar con ese riesgo sobre tus hombros?
—Eikyū Juro, un muchacho enclenque por el que no habría apostado nada, la verdad —respondió Daruu, serio—. Una vez tuve un encuentro con él y honestamente tuve miedo de que le capturase un General ahí también. Ahora que lo pienso, a lo mejor es que estaba con ellos.
—Nunca subestimes a nadie, Amedama —le aleccionó Zetsuo, mirándole de reojo—. A nadie. Sea un chiquillo o un enclenque, si bajas la guardia sólo conseguirás que te sorprendan de cualquier manera.
Pero Kaido estaba deseo de continuar con la historia, y no tardó en intervenir para invitar a Daruu a que siguiera hablando:
—Y claro, si, suéltamelo así, Daruu, sin vaselina. Eh tío que matamos a uno de esos Generales, somos guay. ¡Pero cómo fue, coño! ¡cómo!
—Tengo una técnica parecida a la que Akame usó para infiltrarse en el estadio —contó Daruu, a modo de introducción—. Pero yo necesito poner una marca. Se la enseñé a Ayame.
—Omites que yo te la enseñé a ti —intervino Kiroe, y Zetsuo resopló al verla inflar el pecho como un pavo real.
—Sí, sí. El caso es que Datsue tiene otra que nos permite comunicarnos cuando hay una emergencia. Nos la puso cuando hicimos las paces, por si aparecía un General. Acertó. Nosotros le habíamos dado una de estas marcas, así que nos presentamos en aquella playa... Por lo visto, había ido allí con Hanabi para pelear con él. Para probarle. Tiene todas las papeletas para ser el nuevo Uzukage.
—Joder, Amedama —le interrumpió Zetsuo, con el ceño fruncido—. ¿Crees que es prudente hablar con tanto detalle sobre vuestras habilidades? —le reprendió. Y continuó, directo y sincero como una saeta directo al verdadero núcleo—. Sé que eres tan ingenuo como para confiar al cien por cien en tu compañero aunque hace un par de días estábamos luchando por salvar nuestras vidas, ¡pero sigue siendo una maldita insensatez! ¿Qué te asegura que Umikiba Kaido sigue en contacto con Dragón Rojo y está actuando como un doble agente? ¿Estás dispuesto a cargar con ese riesgo sobre tus hombros?