15/09/2020, 19:09
Kazuma y Juro hicieron el rodeo tal y como se acordó. Juro comprobó, con cierta incomodidad, que la luna no jugaba a su favor en esta ocasión y estaba relevando su posición frente a las sombras que se alzaban delante de ellos.
Su alumno se adelantó. Él se lo permitió. Ese fue el fallo.
Kazuma se incorporó y entonces, una rafaga de viento le golpeó. Con el corazón en un puño, Juro comprendió que aquella chica les atacaba. Y entonces, se escucharon pasos. Estaba escapando.
— ¡Se escapa en dirección contraria por el callejón de detrás de la casa! — Dio la voz de alarma a Datsue en cuanto lo comprendió.
Examinó las opciones que tenía en un segundo. Si se adentraba en el callejón sin ver nada, podía volver a ser capturado o peor. Si la dejaba escapar, tendrían muchos más problemas para encontrarla. No podía dejar a su alumno herido ahí tampoco. Tenía que evitar a toda costa una emboscada.
Juro entrelazó las manos, trazando tres sellos mientras saltaba, y sin si quiera esperar para caer en el suelo, lanzó su técnica. Si bien no sabía dónde acertar en mitad de la oscuridad, su enemigo había cometido un error: sus pasos. Se escuchaban alto y claro, huyendo en dirección contraria. Si tan solo era capaz de acertarle antes de que se desvanecieran...
De su boca escaparon dos proyectiles de aire comprimido en forma de esferas, pequeños, pero extremadamente rápidos, que avanzarían hasta quince metros. Una de ellas fue lanzada recta hacia donde se escuchaban los pasos, otra, trazando una pequeña parábola que se curvaría para abarcar más espacio.
Tras lanzarlo, retrocedió hasta el lugar donde se encontraba su alumno, preparado para defenderse en caso de que algo le atacara y poder protegerle. Agudizó su oído, esperando escuchar más pasos, en caso de haber fallado, o al menos, un quejido, que señalaría que había logrado interceptarla.
Su alumno se adelantó. Él se lo permitió. Ese fue el fallo.
Kazuma se incorporó y entonces, una rafaga de viento le golpeó. Con el corazón en un puño, Juro comprendió que aquella chica les atacaba. Y entonces, se escucharon pasos. Estaba escapando.
— ¡Se escapa en dirección contraria por el callejón de detrás de la casa! — Dio la voz de alarma a Datsue en cuanto lo comprendió.
Examinó las opciones que tenía en un segundo. Si se adentraba en el callejón sin ver nada, podía volver a ser capturado o peor. Si la dejaba escapar, tendrían muchos más problemas para encontrarla. No podía dejar a su alumno herido ahí tampoco. Tenía que evitar a toda costa una emboscada.
Juro entrelazó las manos, trazando tres sellos mientras saltaba, y sin si quiera esperar para caer en el suelo, lanzó su técnica. Si bien no sabía dónde acertar en mitad de la oscuridad, su enemigo había cometido un error: sus pasos. Se escuchaban alto y claro, huyendo en dirección contraria. Si tan solo era capaz de acertarle antes de que se desvanecieran...
De su boca escaparon dos proyectiles de aire comprimido en forma de esferas, pequeños, pero extremadamente rápidos, que avanzarían hasta quince metros. Una de ellas fue lanzada recta hacia donde se escuchaban los pasos, otra, trazando una pequeña parábola que se curvaría para abarcar más espacio.
Tras lanzarlo, retrocedió hasta el lugar donde se encontraba su alumno, preparado para defenderse en caso de que algo le atacara y poder protegerle. Agudizó su oído, esperando escuchar más pasos, en caso de haber fallado, o al menos, un quejido, que señalaría que había logrado interceptarla.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60