16/09/2020, 17:16
—Pst —fue todo lo que pudo decir Kaido. O más bien, gesticular. La verdad es que estaba gratamente sorprendido por lo bien que les había ido a sus amigos en todas estas adversidades que se asomaban una tras otra, sin parar. Que ya hubieran podido cazar a esas ladronas de dōjutsu era de por sí una proeza notable, pero que se hubieran cepillado a uno de estos Generales era, desde luego, impresionante. Y no sólo que se lo hubieran cargado, sino de la manera en que lo hicieron. Un plumazo. Joder, él hubiera querido estar ahí. Sólo para presenciarlo. Lo cierto es que hacía mucho que no veía a Daruu ni a Ayame en acción. No desde Alquequenje. Y de alguna forma, ansiaba poder compenetrarse de nuevo con ellos y sentirse parte del equipo como en los viejos tiempos.
Kaido volteó cuando Daruu pilló a alguien fisgoneando. El escualo no sabía quién era, pero según la intervención de Zetsuo, tenía que ser alguien conocido. ¿Pero quién? Trató de pensar en alguien con el pelo rojo, pero sólo pudo acordarse de Keisuke. Y Keisuke, bueno... estaba muerto.
—¿Nuevo integrante? —indagó. Quería seguir hablando de Kuroyuki y el resto de esbirros de Kurama, pero sentía que había que amenizar un poco la conversación. Demasiada tensión.
Kaido volteó cuando Daruu pilló a alguien fisgoneando. El escualo no sabía quién era, pero según la intervención de Zetsuo, tenía que ser alguien conocido. ¿Pero quién? Trató de pensar en alguien con el pelo rojo, pero sólo pudo acordarse de Keisuke. Y Keisuke, bueno... estaba muerto.
—¿Nuevo integrante? —indagó. Quería seguir hablando de Kuroyuki y el resto de esbirros de Kurama, pero sentía que había que amenizar un poco la conversación. Demasiada tensión.