24/09/2020, 03:27
El codazo no le dejó terminar su frase. ¡Pero quería hablar de Hibagon, coño! pero para Daruu no era una buena idea, ni el momento más oportuno. Después de todo, que les hablasen de un abominable hombre de las nieves, de tres metros de alto, blanco como la nieve, y peludo como un oso, con grandes pies y grandes manos, seguro que les sonaba a tomadura de pelo. Y eso que no estoy metiendo lo del carámbano, el chakra natural, los caminos rápidos y el Pám Pám en el coco.
El hyūga supo reconducir la situación, apelando por su ansia de llegar a casa. Kiroe parecía estar en las mismas. Zetsuo también.
Y Kaido...
—Todos... —repitió, como un karma.
«Yo, el que más»
La nostalgia le invadía, a medida de que el tren avanzaba. Se sentía nervioso. Como un adolescente que vuelve a la casa de su infancia. O como el adulto que deja su hogar para buscarse la vida y vuelve, una vez más, mucho tiempo después. Esperaba que nada hubiera cambiado. Que los edificios siguieran siendo tan altos como siempre. Que la lluvia fuera tan cálida y reconfortante como la recordaba. Que la gente siguiera siendo tan cabrona como de costumbre, burlándose de sus dientes, y de su extraño color azul.
Esperaba que una vez allí, todo siguiera igual. Porque afuera, el mundo cambiaba mucho, y muy rápido.
Y eso no le gustaba.
El hyūga supo reconducir la situación, apelando por su ansia de llegar a casa. Kiroe parecía estar en las mismas. Zetsuo también.
Y Kaido...
—Todos... —repitió, como un karma.
«Yo, el que más»
La nostalgia le invadía, a medida de que el tren avanzaba. Se sentía nervioso. Como un adolescente que vuelve a la casa de su infancia. O como el adulto que deja su hogar para buscarse la vida y vuelve, una vez más, mucho tiempo después. Esperaba que nada hubiera cambiado. Que los edificios siguieran siendo tan altos como siempre. Que la lluvia fuera tan cálida y reconfortante como la recordaba. Que la gente siguiera siendo tan cabrona como de costumbre, burlándose de sus dientes, y de su extraño color azul.
Esperaba que una vez allí, todo siguiera igual. Porque afuera, el mundo cambiaba mucho, y muy rápido.
Y eso no le gustaba.